LA COMUNIDAD ESTÁ OBLIGADA A OFRECER DISCULPAS POR TALA ILEGAL Y CONDUCTAS VIOLENTAS CON LAS OTRAS POBLACIONES.

Uruapan, Mich.- Aun cuando el Consejo de la Ceremonia Kurhíkuaeri K’ínchekua para la renovación del Fuego Nuevo (Ch'upiri Jimbani) avaló que la comunidad indígena de Capacuaro fuera sede para este ritual el próximo 1 de febrero, no existe certeza de que así sea, pues antes los pobladores deben obtener el perdón de pueblos hermanos agraviados por la tala ilegal, disputa de tierras y otras conductas contrarias a la cosmovisión de la etnia Purépecha.

Por lo anterior y literalmente a contrarreloj este martes y miércoles la Comisión de Cargueros encargados de la organización del ancestral ritual iniciaron la formación de grupos que tendrán la encomienda de recorrer las decenas de pueblos Purépecha diseminados en 22 municipios del estado y externar su buena voluntad hacia las comunidades hermanas, informó Casimiro González Tapia, miembro del comité organizador.


LA COMUNIDAD DE CAPACUARO, EN URUAPAN, FUE SELECCIONADA COMO SEDE DEL CH’UPIRI JIMBANI PARA 2020.

En este sentido, se tendrá especial atención hacia comunidades como Cherán y San Andrés Coru, que han sido afectadas por acciones de tala ilegal por comuneros de Capacuaro durante la última década, acoso que incluso ha deslindado en el uso de armas de fuego, en tanto que con el poblado de Arantepacua los pleitos han sido por la disputa de tierras, proceso que deberá culminar con el otorgamiento del perdón para reafirmarse como sede.

Esta es una tarea que deberá cumplir exclusivamente la comunidad de Capacuaro, sin la intervención de ninguna otra población hermana. "Ellos deben buscar la manera de lograr ese perdón; los pueblos originarios son los suficientemente sabios para entender la importancia de esta ceremonia y cumplir con el importante ritual', señaló por su parte Pedro Márquez Joaquín, miembro del Consejo de la Ceremonia y doctor en Estudios Mesoamericanos.

Es un asunto delicado para Capacuaro, pues la tarea incluye dinámicas de cómo se auto perciben y en la intimidad de la comunidad tomar las determinaciones “Nosotros desde afuera habremos de esperar que reaccionen para la solución de sus problemas”, añadió Pedro Márquez Joaquín, miembro de la comunidad de Cherán y egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Hace apenas 36 años se rescató el Juchári Uéxurhini (Año Nuevo Purépecha), que inicia con el encendido del Fuego Nuevo y representa la máxima representación de la cosmovisión del antiguo pueblo Purépecha, el cual al mediante la veneración del Fuego pedían su ayuda para dirigir la guerra, ganar batallas y así extender el territorio del dios Kurhíkuaeri, pero que en la actualidad simboliza su unidad y fortalecimiento a través de recuperar ritos y ceremonias.

Igualmente se trata de un ritual que privilegia el dominio de elementos tradicionales que son útiles en la vida cultural, social, espiritual, educativa y organizativa de los Purépecha, pero con base en sus raíces de Juchári Anchekuarhikua (Nuestro trabajo), Juchári kaxúmbekua (Nuestro Honor Comunitario), Juchári Jakájkukua (Nuestra Cosmovisión) y Juchári P’urhéjkukua (Nuestro Espíritu Guerrero).

Se instaló que el reto de Capacuaro es grande, y en ello deberán trabajar con ahínco para consumar la sede del Fuego Nuevo, pues ante un eventual incumplimiento, incluso días antes del primero de febrero próximo, se escogería otra comunidad de manera emergente con el aval del Consejo de la Ceremonia y no perder la celebración de esta importante tradición apenas rescatada el siglo pasado.

El consumo de drogas que genera adicciones o el alcoholismo, así como la penetración de la delincuencia organizada para promover la tala clandestina de árboles y otros ilícitos, representan el lado negativo de la transculturación en algunos pueblos originarios, fenómeno al que no ha sido ajeno La comunidad de Capacuaro).

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Un escrito de Rogelio Arrellano.
Corresponsal del periódico “La voz de Michoacán”.
Columna propiedad del mismo periódico.
Jueves 10 octubre de 2019