Al compa Checo.

Compa, ni siquiera sé por dónde comenzar. Después de un rato de pensarlo, tengo que contar como te (los) conocí. Creo que fue en el 2016 o 2017, no lo recuerdo con exactitud, lo que sí recuerdo es que un día que llegué a casa, ustedes (Checo, Cacho y Angelito) estaban ahí. Era el cumpleaños de mi hermana, y fue la ocasión perfecta para celebrar al ritmo de pirekuas.

Para esas fechas yo me encontraba resignificando la lengua y la Música Purépecha. Y me sabía las clásicas "Mantsana urapiti", "Chabelita", "Ojitos coquetos" de los Chapas de Comachuén; "Caballituru jantukutini", "Orquídea tsïtsïki" de los Rayos del Sol de Angahuan. Y entonces, como quien no sabe cómo comenzar la fiesta, les dije: a ver, échense la de Caballituru jantukutini. Y la tocaron. Pero después comenzaron a hablar de su música, de sus pirekuas, de sus letras. Yo, francamente, quedé fascinada. cuando finalizaba una pirekua, comenzaba la explicación o la historia que le dio vida a esa pirekua, y yo me decía: "Dios mío, qué fuerte. Cuánto sentimiento".

Recuerdo una que, particularmente me gustó mucho: "Alacitueri" y que dice más o menos así "alacitueri, male, k'amanhaskia; charanditari, male, k'amanhaskia; tanimu vuelta jikini k'uimucheska ka t'u no'más, noru uerasïnka ia" ('ya me terminé (la cagetilla de cigarros) la de 'alas', ya me terminé (la botella) la de charanda; ya te silvé (chiflé) tres veces y tú no más no sales (no sales a verme)').

Esta pirekua "Alacitueri" me gustó muchísimo, me imaginé inmediatamente el escenario que narraba la pirekua y que me remontó a un momento muy marcado en mi vida. Me trajo pues, la vivencia de nuestra llegada al pueblo de mi madre, para entonces yo debía tener unos 11 años, y juro que recuerdo ver a los señores en las esquinas fumando sus cigarros "Alas", en las tiendas eran los únicos cigarros que vendían, los daban a $1, y casi todos los señores los compraban sueltos, quizá el más pudiente compraba una cajetilla y les ofrecía a sus compañeros cuando se reunían en las esquinas a platicar. También lo más común era la bebida de "La charanda", con esto se podía uno emborrachar, no recuerdo exactamente cuánto costaba, pero en todas las tienditas la vendían.

Y algo que me sucedió después, también en el pueblo de mi mamá, ese pueblo al que tanto amo, fue que la primera vez que me enamoré, cuando tenía 14 años, mi novio iba a mi casa todas las tardes noches a visitarme, como para esas fechas no había celulares, la manera de comunicarme que ya estaba afuera de mi casa esperando a que saliera, era justamente silbando (chiflando). Y silbava una, dos y tres veces (primera llamada, segunda llamada, tercera llamada, supongo). Y así nacía y se hacía la magia. Yo salía a la puerta de mi casa y él se acercaba a verme, no podíamos agarrarnos las manos porque luego "se me iban a podrir", según decía mi abuelita, pero... esa ya es otra historia.

Y así fue como escuché aquella pirekua que me llenó la vida, que me llenó el alma, que me hizo remontarme a aquellos momentos de mi vida en que llegué a un pueblo en donde no se hablaba mi lengua materna, pero sí la de mi madre y la de mis abuelos. A esa pueblo en el que las cercas aún eran de piedra y las puertas de madera, y éstas se atrancaban (aseguraban) con un palo. Aquel pueblo en el que comprábamos queso en $5 y chiles en $1. Y esta pirekua me remontó a un momento exacto y glorioso de mi vida... Y quise seguir escuchando más. Ese fue nuestro encuentro con los Checo, Cacho & Angelitos. Aún tengo su disco, y hubo un tiempo de mi vida en que lo tocaba muchísimo. Me sé casi todas sus pirekuas. El autor, sin duda, fue el gran Checo López.

Y así, p'ichpiri Checo, mientras aún se sigue platicando qué es una pirekua, o qué es pirekua, tú pusiste a bailar y a cantar a toda una generación de niños y jóvenes que lo hacían en su lengua materna: el purépecha. Yo he sido testigo de ello, cómo los niños, en mi pueblo, con sus bocinitas, salen a la calle y ponen sus pirekuas, esa pirekua que se ha nombrado como "la pirekua moderna". Pero sobre todo también puedo decirlo porque en las p'ampikuas (Los acompañamientos) yo misma he bailado --hasta más no poder-- y cantado "Primer amor".

Gracias por tanto, por hacernos reír, cantar, bailar y hasta llorar ch'ari k'ustakua jinkoni.

Exep'erantakaksï mentaru. Tatá Diosï jinkoni jarhaskaria.


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Escribio: Tziitziikii Hernández.
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Fotografía de Dante Cerano