A propósito de los 526 años que llagaron los primeros hombres europeos al Continente Americano, un 12 de octubre de 1492, representa para los Pueblos Originarios el inicio de una lucha intensa por la defensa de su territorio y de su dignidad. Aquí les dejo algunas reflexiones que me dejan algunas lecturas en mis últimos tiempos de vida.

La presencia del hombre desconocido implicó un proceso de invasión, de despojo y exterminio de algunos pueblos indígenas de todo el continente Americano.

Ese proceso de despojo que sufrieron las comunidades indígenas los empujó a las regiones más agrestes y arrinconadas del territorio ahora “nacional”. En estas regiones donde nadie podía pensar que era posible sobrevivir, encontraron la fraternidad de la Madre Tierra. En esas zonas tuvieron infinidad de recursos naturales que permitieron su plena convivencia. Conocieron los secretos de esa naturaleza, que ahora se reflejan en el hecho de que sean las regiones mejor conservadas. Donde hubo oro llegó Occidente, donde hubo tierras para ser explotadas llegó el hombre blanco, el mestizo mal formado, el maleante queriendo hacerse rico de la noche a la mañana.

Esta geografía los hizo más fuertes e independientes, sin embargo, para muchos se convirtió en la tumba. Los abuelos empezaron a sistematizar el conocimiento de la naturaleza, y desarrollaron con ella una relación horizontal, una relación de mucho respeto. Algunos pueblos como los mixes nunca fueron conquistados por las armas. Encubiertos por sus territorios, los Huicholes aún siguen vivos.

Donde llegó el régimen de plantación (café, tabaco, etc.), arribó también la discordia, la envidia, la avaricia, la individualidad; donde no, se conservó la diversidad, el diálogo, la organización colectiva.

El proceso de defensa de estas tierras describe de manera física cómo un colectivismo natural permitió la defensa de amplios territorios que hoy son señalados como reservas de la biosfera; en ellos se reproduce la más amplia variedad de seres vivos, animales y plantas que conviven con el hombre. Todo esto puede parecer muy romántico, pero solo hace falta revisar la información científica de los recursos naturales que se encuentran en América Latina para demostrar fehacientemente lo que estamos diciendo.

Pero nada ha sido fácil; el papel del Estado en los países de América Latina sigue siendo desafortunadamente el mismo desde la llegada de los españoles: guardián de los intereses cupulares, protector de los sueños de grandeza del hombre sobre la naturaleza, regulador de las relaciones entre los débiles y los poderosos, siempre en alianza con estos últimos. Por ello creemos que esos Estados están cavando su propia tumba, con el etnocidio está anticipando la muerte de sus hijos. Y con la muerte de los pueblos indígenas se está acabando lo poco que queda vivo en el continente.

Autoritarismo y falta de democracia caracterizan la relación que mantiene el Estado con todos los grupos étnicos. Justo ayer vimos en los medios de comunicación como nuevamente el terrorismo del actual gobierno de nuestra entidad, reprimió a los y las comuneras de Santa Fe de la Laguna en la ciudad de Morelia, que lo único que hacían era vender sus productos artesanales para la sobrevivencia. Casos como este está el tan lamentable hecho ocurrido en la comunidad indígena de Arantepakua, A pesar de todo ello, la cultura sigue viva y los hombres siguen vivos, y convencidos de tener una de las pocas alternativas posibles para la convivencia social y fundamentalmente una muy vieja y armónica relación con la naturaleza.

¡Viva la resistencia de los Pueblos Originarios del mundo entero!

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Un escrito del Dr. Amaruc Lucas Hernández.
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