“La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida si que nos los roba muchas veces y definitivamente”. François Mauriac.

Para: Lelia, Salvador, Rocío, Dalia, Violeta, Norma, Xarhini, Iurhixa y Mateo.

Nuestra música está de luto, hoy asistí al ritual del vuelo de un hombre maravilloso, emprendió el viaje a otro mundo de sinfonías no discordantes, acompañado de una parvada de pájaros multicolores que entonaban el himno del sol a la otra vida mientras Tata Jurhíata, abría sus grandes rayos para darle el abrazo de Bienvenida.

Músico desde el vientre de Má Pachis y al nacer alimentándose al ritmo de un son abajeño. Sus canciones fueron las pirékuas que su mamá o sus hermanas le cantaban y el primer instrumento que lo arrulló fue el violín del Maestro Próspero con el himno de Leco y sus voluntarios, bailador de los Soldaditos en el Ballet Folklórico Universitario, luego encontró el instrumento que sería su Alter Ego, su otro yo que llegó a tocar con gran Maestría llegando a formar Escuela.

Su vuelo fue sincopado como el jazz que tocaba haciendo vibrar la sensualidad nuestra. Nos llena de tristeza su partida tan pronta, las lágrimas se mezclan con las gotas de sudor. Lavando nuestros recuerdos al ritmo de los sones purépechas, se va de nuestro solar un músico, amigo estudioso, innovador, que asistía a las fiestas de nuestros pueblos para estar al día en la música purémbe, su seriedad, su grande figura lo retrataban en su profesionalismo.

A él le gusto su despedida en un día soleado, con un cielo azul con el silencio del mundo. Que se oyera el canto del caracol, y la flauta de carrizo que desde niño oyó para preparar su vuelo que el viento de la Sierra lo acariciara para llegar al sol oliendo a pinares, sólo oyendo el canto de los pájaros multicolores que repetían las voces de todos los instrumentos que él tocó.
En las noches de Jazz su figura adquiría una grandiosidad en la improvisación y su trompeta rompe la quietud de la señorial Morelia para escucharlo, mientras las campanas de todas las iglesias lo acompañaban con su tañer. El conservatorio de Las Rosas, recogió algunos sonidos, que con el viento llegaron a sus rincones de dónde saldrán para deleitar a Nana Kúkuta.

Hoy noche la luna con su luz blanca le ilumina el camino al lugar donde sólo sonidos que él conoce escuchará mezclados con el ruido del mar lunar, mientras acá sólo los perros le ladran a la luna. Acá es una muerte sola, aterradora, siniestra, allá es una vida plena de Arte y sabiduría. Y como dice la pirékua de “La Josefinita” : Porque en este mundo engañoso todo es un sueño , todo es una ilusión…

Calderón de la Barca decía en su maravillosa obra de “La vida es sueño”: La vida es sueño y los sueños, sueños son. Entonces no se puede pensar en la muerte como algo terrible, se debe tener siempre presente, delante. Entonces la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre, la muerte siempre anda jugando a las escondidas asustando con el petate del muerto, en la bolsa de un saco, en un instrumento musical, pero cuando el instrumento es tocado por un Elegido los vientos bailan al ritmo de la vida y enciende los sentimientos.

¡Sólo les digo, que la muerte es dormir toda la vida! Me dijo un niño de 5 años. A Víctor Cuimburin, lo seguiremos encontrando en sus hijas, en su nieto, en sus hermanos en cada nota musical que escuchemos en sus alumnos y oiremos sus pasos en las canteras rosadas de nuestra bella ciudad, en los sones abajeños, en la música de tierra caliente en las pirékuas amorosas: Porque su gran Amor fue la Música y hoy acomoda las estrellas en su pentagrama para componer la Sinfonía de la improvisación de la muerte a ritmo de jazz e invitará al Lucero Amado y a las lunas blanca, azul, rosa y roja para que hagan el coro.

Alvaro Espinoza.
@alvaro.espinoza.3956

Con mi querencia de muchos años a la Familia Próspero Maldonado y Familia Próspero López.
Enero del 2018 en la Señorial Morelia.