Nosotros, no somos descendientes de ese linaje de señores tarascos que en la invasión española pactaron con los ibéricos y entregaron a sus mujeres, llamándoles tarascue, “tarascue, que quiere decir en su lengua yernos. Y de allí ellos después empezáronles a poner este nombre a los indios y en lugar de llamarles tarascue, llamáron los tarascos” (Relación de Michoacán, 2000, p.328).

Nosotros, somos P'urhépecha, "gente del común", "guerreros", "campesinos", “visitantes”, en otras palabras, somos Pueblo, y es el pueblo organizado el que hace la historia, no es el Cazonci o Irecha, no son los sacerdotes o petamuti, no son los caciques o carachacapacha, no son las instituciones, no son los gobernantes, quienes son el sujeto de la historia. Son los P'urhépecha quienes nutrían y luchaban en las filas de los ejércitos prehispánicos, quienes sostenían a la sociedad sembrando, cazando o recolectando, quienes trabajaban con sus manos la cerámica, orfebrería y textilería e incluso quienes eran sacrificados en honor de Curicaueri o Xaratanga.

Nosotros somos orgullosamente P'urhépecha, Pueblo que Resiste desde hace más de 500 años y mantiene la herencia de lucha de Armola, Casimiro Leco, Primo Tapia, Elpidio Domínguez, Amafer Guzmán, Juan Chávez, Efrén Capiz, entre otros muchos referentes empíricos de lucha y resistencia.

Nosotros, la “gente común” somos lo que hacemos la historia.

En el contexto actual, los sumisos y entreguistas con el gobierno, son los actuales tarascos, aquellos que pueden dar hasta sus mujeres por quedar bien con papá gobierno o con los extranjeros.

Nosotros, categóricamente somos P'urhépecha, no tarascos.

Somos Pueblo en Resistencia.

¡Juchári Uinápekua!