Por: Raúl Cruz Sebastián.

El pasado 10 de noviembre salí de mi tierra de Comachuen rumbo a la ciudad de Morelia, después de estar un rato conviviendo con mi familia, salí ya algo tarde y opte por cruzar por la comunidad de Pichataro para salir a la desviación de Erongaricuaro, mi ruta era por Santa Fe de la Laguna, Quiroga y Morelia el día lunes, trayecto que no acostumbró hacer, sin embargo, lo hice con mi volkswagen y ya por llegar a la comunidad de Santa Fe de la Laguna, veía que coches en gran cantidad se regresaban, y ya cuando me acerque estaba un trascabo atravesado con una manta que decía “vivos se lo llevaron, vivos los queremos” y había muchos comuneros y comuneras con garrotes en mano, expectantes a lo que pudiera suceder.

Mi error fue que me desvié por una callecita para estacionarse y cual, cuando me empiezan a chiflar los comuneros y comenzaron a acercarse y me rodearon mi bochito, traía mi sombrero y una bufanda y me baje de mi coche y los encare a lo que ellos se sorprendieron y me dijeron ¡que no vez que estamos en toma!, y les dije cálmense hermanos, solo buscaba estacionarme, uno de ellos dijo, déjenlo de todos modos no va poder salir, porque este movimiento es de toda la comunidad. Así en esa noche camine solo por las calles empedradas de esta comunidad hermosa, histórica y legendaria, pero lo más impresionante que casi no había gente, y las que había todos estaban en la sintonía de ese gran movimiento social.

Señoras, y niños caminaban apresurados con cobijas bajo brazos hacia los puntos estratégicos acordados de bloquear, a mi paso me encontraba con algunos conocidos que decididos con comisiones cuidaban las principales entradas de aquella comunidad, cuna de grandes y históricos dirigentes sociales P'urhépecha, ellos a mi no me reconocieron. No me gusta fumar pero esa vez se me antojo y fue así que me fui a una tienda cercas de la plaza, y había un señor con un sombrero y a lo lejos no me reconoció que fuera yo de esa comunidad, y fue así que inmediatamente llevo su mano derecha en su cinto a lo que inmediatamente lo salude para calmarlo en nuestra lengua materna en P'urhépecha, pedí un cigarro y a él lo invite otro, una niña amable atendía aquella tienda, me pregunto qué de donde venia y que por el momento va ser difícil que salga de aquí, me informo que hubo una gran asamblea comunal de todos los barrios, por algunas demandas que el gobierno no cumplió en la comunidad y por solidaridad a los jóvenes de Azotzinapa, Gro.

Así con dificultades atravesé con mi coche por la comunidad y salí hasta la salida de Quiroga, y ahí estaba también bloqueado, había mucha gente, el frio ya empezaba a calar, y en esa parte había más señoras resguardando para que nadie pasara, minutos después llego un coche, y alguien salió del vehículo, y dijo, ¡Ave María Purísima, está tomada la carretera!, -en engracia de Dios concebida, en tono de canto le respondieron las señoras, era el sacerdote de Quiroga, que también se quedo atrapado allí, lo más curioso es de que las nanas ni se inmutaron, y seguían firmes en la toma mientras el Padre parecía como león enjaulado, yo en mis adentros no podía evitar la risa.

Las personas de las tiendas, se solidarizaban con los movilizados, con cigarros y refrescos, en esta comunidad; nunca han logrado entrar los partidos políticos, las asambleas son a través de barrios y luego los pasan en asamblea comunal para discutir las propuestas, los problemas y las sanciones, aun en los tocadiscos llaman en punto de reunión de la Ronda, que esta comunidad conserva lo que en otras comunidades se ha perdido, esta comunidad cuenta con una biblioteca comunal, han construido escuelas para educación inicial, secundaria y así como la Preparatoria Intercultural indígena, la única en su tipo en todo el Pueblo P'urhépecha.

En esta comunidad ha sido el epicentro de varias iniciativas sociales y culturales a nivel nacional, así como la llegada reciente de los padres de familia de los jóvenes estudiantes de Ayotzinapa, todos se movilizaron por igual, nadie era profesionista, ni les importaba grados de estudio, todos eran uno y así se movilizaron, las mujeres profesionistas se sumaron con consignas y se les vio en las barricadas, no había diferencias entre grupos, todos eran hermanos, compadres, me quede pensando si todo el pueblo P'urhépecha tuviéramos esta capacidad de organización y de reacción ante los abusos otro gallo nos cantara, son muy duros para negociar si el gran Tatá Elpidio Domínguez Castro viviera se les uniera, y así lo hizo seguramente en su espíritu y con una arenga les pediría a su gente que no se rindan. Esa noche ahí me quede no pude salir, aunque un joven en moto se nos acerco, ofreciendo que nos sacara del lugar a cambio de un dinero, no se veía bien el joven y además no era de allí, yo le respondí que le agradecía, pero que no me iba ya que yo también estaba en la toma en solidaridad de mis hermanos de Santa Fe, así como con los padres de familia de Ayotzinapa, hasta al día siguiente martes la capital michoacana supo de mi, y así ratifico mi admiración y mis respetos a este gran comunidad del que siempre estoy y estaré muy orgulloso. ¡Viva Juchári Uinápikua!