Un escrito de: Ireri Gabriela Huacuz Dimas / By Cactux.mx

Mi nombre es Ireri Gabriela Huacuz Dimas, soy purépecha, originaria de la comunidad de Santa Fe de la Laguna, Municipio de Quiroga, Mich., voy a compartirles un mensaje de los músicos y compositores, y promotores culturales purépecha de mi comunidad. A compartir una experiencia sobre lo que se podría considerar propuesta para la salvaguarda de la Pirekua en mi comunidad.

Asimismo quisiera aclarar que yo no soy académica, pero me considero promotora cultural y gestora de mi comunidad y de mi pueblo purépecha.

Comienzo con una breve introducción de lo que es La Pirekua, ahora considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

La palabra Pirekua es un vocablo purépecha que se construye a partir del verbo pireni, que significa “cantar” y el sufijo sustantivo kua, por lo tanto Pirekua significa canto o canción.

La Pirekua es el canto popular que da identidad al pueblo purépecha, y es considerada una composición literario-musical con diversas temáticas como el amor o desamor, personajes y acontecimientos históricos, contaminación del lago de Pátzcuaro, extinción del pescado blanco, deforestación de nuestros bosques, la migración, o sobre la educación, son algunos ejemplos. Es pues para nosotros, una vía para comunicar. Estas composiciones que generalmente se transmiten por tradición oral, contribuyen a la identidad y cohesión étnica.

Los Pireris, son los compositores, cantantes y/o ejecutantes de música purépecha, ellos identifican la rítmica de la pirekua a partir de dos formas, la del son o sonecito en compás de 3/8 y la del abajeño en 6/8.

Las pirekuas se cantan –a una o dos voces- “a capella” de manera individual, en dueto, trío o en grupos corales. Se ejecuta o se acompaña con una o dos guitarras; también con orquesta de cuerdas y/o metales, y bandas de viento.

El tiempo y espacio de la pirekua es particular de cada comunidad, es ejecutada en la mayoría de los pueblos purépecha en Michoacán, ubicados en las sub regiones:

• Cañada de los once pueblos (eráxamani),
• Sierra o meseta (juátaru),
• Lago de Pátzcuaro (japóndarhu) y
• Cienega de Zacapu (tsakápundurhu).

La PIREKUA que es ejecutada con guitarra, se genera y se aprende de forma lírica principalmente por los jóvenes varones, en las esquinas de los pueblos con los amigos frente a una fogata, llevando serenata a sus novias y amigas, mientras que, para el caso de orquestas y bandas, esta se aprende en escuelas –formales y no formales-, su participación es reconocida, necesaria y muy solicitada en fiestas como bodas, bautizos, cargos religiosos o fiestas patronales., ya sea para bailar o solamente para deleitar los sentidos. Es en estos contextos en donde, por tradición, se da la oportunidad para crear, dialogar y compartir la música.


En la foto, Iréri Cuiriz Ramos, representante de las y los nuevos ejecutantes e interpretes de la música Purépecha en la comunidad de Ueámuo. Iréri es integrante actual de la Orquesta comunal "Tatá Vasco". Fotografía de Neri Medina Cuiriz / Fotografía Xarhíni.

¿Dónde, cómo y porqué surge la iniciativa?

En los años 70’s del siglo pasado, las instituciones de cultura de nuestro estado comienzan a generar nuevos espacios para la expresión de la pirekua, impulsando y apoyando Concursos y Encuentros dentro de las propias comunidades; es aquí en donde se visibilizan los pireris sobre un escenario ante la propia comunidad y ante las instituciones, quienes a su vez, con la finalidad de difundir y promocionar la música autóctona de Michoacán, apoyaron y fueron consolidando sólo a algunos grupos, los cuales han logrado tener un enorme reconocimiento fuera de las comunidades, de ellos podemos mencionar al grupo Los Erandi y Purembe, originarios de Paracho, los Hermanos Dimas de Santa Fe de la Laguna, Rocío Próspero Maldonado, originaria de Tingambato, Dueto Zacán, entre otros; esto ocasionó, que de alguna u otra forma, algunos de ellos se apartaran de sus comunidades de origen para migrar a las ciudades como Uruapan o Morelia, lugares en donde están las instituciones que se dedican a la difusión y promoción de la cultura y el turismo, instancias gubernamentales en donde existe un presupuesto para ello y en donde este trabajo es solicitado y remunerado.

Paulatinamente estos nuevos formatos (grupos en escenarios o foros), fueron adoptados por las comunidades, principalmente en vísperas de las fiestas patronales, esto en forma de festivales, concursos y encuentros, algunos organizados por grupos de profesionistas, como es el caso de la comunidad de Zacán, municipio de Los Reyes, quienes han logrado consolidar un gran festival que se realiza en torno a la fiesta de su santo patrono San Lucas, me refiero al Concurso Artístico de la Raza Purépecha realizado por más de 30 años, logrando convocar un gran número de músicos y danzantes de las cuatro subregiones purépecha, motivados por obtener un premio económico que se asigna en base a la calificación de un jurado; la mayoría de las comunidades aspiran lograr un festival como este que menciono, sin embargo estas acciones han desvalorizando de alguna manera el espacio inicial en donde se genera la pirekua- las calles, en el campo, entre amigos, en la plática, el diálogo y la reflexión en torno en las fogatas-, momentos en donde las mujeres esperamos ser la inspiración o el motivo para una bonita Pirekua. “Una mirada al interior, ese es nuestro diálogo”, fue lo que quisimos hacer.

En una reunión para organizar uno de los festivales de pireris que se realizan en vísperas de las fiestas en mi comunidad, se compartió una reflexión entre algunos jóvenes promotores culturales, naciendo de esta forma la idea de realizar una actividad desde lo local en la comunidad de Santa Fe de la Laguna, para retomar y valorar estos espacios, para reconocernos y valorar lo propio, y para generar el diálogo y reflexión en torno a los nuevos retos a los que se enfrenta nuestro patrimonio, y que pretendemos defender, preservar y valorar.

Como primera acción se decidió compartir nuestras ideas y reflexiones con los propios interesados, los pireris; junto con ellos se construyó un formato semejante al original, semejante, porque en vez de retomar el espacio exclusivo de los varones, ahora se abriría a la participación de las mujeres pireris y a toda la comunidad a través de un recorrido por los 4 barrios de la comunidad y al finalizar el punto de reunión sería la plaza principal, en un espacio sin escenario, pero si en torno a una fogata.

Esta iniciativa se decidió hacerla en vísperas de las fiestas en honor a nuestro santo patrono San Nicolás de Bari, fiesta en la que esperamos el regreso de nuestras familias que se dedican al comercio de artesanías, fechas en las que regresan algunos de los migrantes, y en donde las y los jóvenes solteros tienen el cargo de organizar los jaripeos o toros.

El siguiente paso fue realizar un inventario de músicos, intérpretes y compositores de pirekua; de aquí resulto una lista de alrededor de 50 músicos y/o compositores identificados, el reto sería reunirlos a todos, y que aceptaran ser parte del diálogo.

La propuesta también fue consultada con nuestras autoridades comunitarias, quienes a su vez apoyaron y avalaron nuestra iniciativa con la firma de la convocatoria y las invitaciones que se enviaron a cada uno de los pireris.

Cabe mencionar que la difusión de esta actividad se hizo solo al interior de la comunidad, y solo por invitación directa a otros músicos y académicos purépechas de otras regiones. La comunidad fue convocada por medio de la bocina local.

La pretensiones fueron: convivir como pueblo y reconocer a los Pirecha y compositores de la comunidad; motivar a los niños y jóvenes en la interpretación y composición de la pirekua; reflexionar y dialogar sobre la situación en torno a la pirekua; y generar un espacio para un reencuentro con la pirekua.

El día llegó, e inició con la Uandóntskuarhikua (Diálogo), en la Plaza de la comunidad con una mesa para generar un diálogo de expertos e investigadores hablantes del purépecha, quienes a manera de introducción nos hablarían en nuestra propia lengua, ¿Que es la Pirekua?, ¿Cómo se puede fortalecer nuestra música? ¿Cómo se desarrollaba la pirekua hace algunos años en nuestra comunidad y en otros pueblos? ¿Por qué la pirekua es patrimonio cultural intangible?

En esta parte siempre hemos contado con el apoyo del Mtro. Néstor Dimas, quien nos ha compartido su experiencia como músico y como investigador de la pirekua.

Posteriormente, a manera de remembranza de los recorridos de los jóvenes en las calles, se invitó a los músicos presentes a la Uanópekua (Recorrido-serenata), por las calles de los cuatro barrios en los que se divide el pueblo (San Juan, San Pedro, San Sebastián y Santo Tomás). Es aquí en donde la comunidad es invitada a ser co-participe, ya que se les pide que en este recorrido, inviten a los Pirericha a que les canten en las luminarias que tradicionalmente se ponen afuera de los hogares en esas fechas. Esta práctica no se ha logrado, ya que comprendimos que hay procesos que no se pueden forzar, además de que existe todavía, al interior de la comunidad, la mala imagen de los pireris como sinónimo de borrachos o escandalosos, ya que en algún tiempo, algunos grupos de jóvenes se dedicaban a tomar aprovechándose de la actuación de los pireris y a escandalizar ocasionando disturbios y alterando la paz social. Tata Néstor nos compartía que la Ronda o policía comunitaria del pueblo por las noches perseguía a los grupos de pireris para llevarlos detenidos a la comandancia, en donde su castigo era evidenciarlos ante la comunidad, poniéndolos a barrer la plaza del pueblo al día siguiente. Cabe mencionar que en este Encuentro de Pirericha los propios músicos propusieron no dar ese mal ejemplo, sobre todo porque hay niños presentes.

Después del tiempo fijado para el recorrido, nos reunimos de nuevo en la Plaza, en un espacio designado para los pireris, pero en círculo frente al abrigo de una gran fogata, símbolo del nuestro dios Kuricaveri (Dios del Fuego), el cual se alimenta con la leña que van donando poco a poco la propia población. En este espacio se fueron presentando los grupos de pireris; algunos se organizaron en el momento como dúos o tríos, hubo reencuentros de pireris que de jóvenes tocaban juntos, otros más decidieron presentarse como solistas en el momento para participar.

Durante el programa algunas familias, de forma voluntaria, han donado algunos incentivos para los participantes, desde bufandas para resistir el frío y proteger la garganta de los cantantes, y guitarras para motivar a los nuevos pireris; también nos han regalado azúcar y canela para el ponche que se reparte a todos los asistentes, y así poder resistir el frío de esa noche.

Es en esta parte del programa, en donde la población estuvo más presente, nos pudimos enterar sobre ciertos comentarios y críticas que se hicieron en torno a este encuentro; se escucharon expresiones de asombro, como por ejemplo: “Yo no sabía que el componía o que era músico”, pero también se escucharon expresiones de desinterés, como: “¡Va! son puros músicos de aquí, hubieran traído a grupos de afuera”, y otras como “Que feo canta ese señor”.

Al final, o cuando nosotros pensábamos que ya había concluido el programa, los pireris siguieron su convivencia hasta que se apagó la última braza de fuego de nuestra fogata, sin más auditorio más que el de los amigos.

CONCLUSIÓN.

Esta es nuestra propuesta, nuestra contribución para cuidar lo nuestro. A manera de autoevaluación podemos decir que este diálogo de la pirekua sigue en construcción; nosotros los integrantes del pueblos purépecha, somos los que debemos proponer el rumbo de nuestro patrimonio por lo tanto seguiremos trabajando para que la pirekua, y junto con ella la lengua, cocina, danza, creencias, conocimientos, nuestras formas de convivir…, no mueran.


En la foto Naná Iréri Huacuz Dimas. 2011.
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BIBLIOGRAFÍA.
Dimas Huacuz, Néstor. Temas y Téxtos del canto p’urhépecha pirekua: Nirasinnkani Ma Pireni. Zamora, Michoacán: El Colegio de Michoacán, 1995.