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10/07/2014 #1
- Fecha de ingreso
- 10 nov, 09
- Ubicación
- Mexico. D. F. Patamban anapu
- Nombre real
- José Luis Huerta Ruíz
- Mensajes
- 174
El ombligo
Un escrito de: José Luis Huerta Ruiz / Octubre 2002.
Una vez escuché a un cachupín que dijo - “Joder que si me muero en España, que me entierren en México y si me muero en México, que me lleven a España Joder”. Sus hijos y empleados le preguntaron -¿que por que así? -Pues nomás por Joder coño.
Y así por Joder coño, se jodieron en mi tierra Michoacán y mas concretamente en mi pueblo de Patamban, las costumbres y las tradiciones, mágicas y llenas de contenido y creatividad además de imaginación, que se daba en todas las casas, en donde había un nacimiento de un nuevo ser, que enriquecería a la familia purhepecha, dice un dicho, “un purhépecha neto debe morir donde dejó su ombligo”, salvo que los avatares de la vida digan otra cosa, y en el transcurso de ese suceso, que es un ciclo llamado, nacimiento, vida y muerte, habrá que regresar a donde está el ombligo una y otra vez y hasta mil veces si es posible.
Ahora que me acuerdo, recuerdo una anécdota que le pasó a un amigo mío, sucede que ya tenia como un año de casado y no tenia familia y en los pueblos de la meseta, eso es una falta mas que mortal, quien no tiene un chamaco al año de casado, se vuelve el foco de las burlas y nunca faltan los acomedidos que le quieran ayudar al novio, que si el no puede, pues hay un ejercito de voluntarios dispuestos a ayudarle, todos sus amigos le quieren ayudar, con las consiguientes bromas que se hacen al respecto y pues, ajo y agua, es decir a Joderse y aguantarse, por que el que se ríe, se lleva y todos los purhepecha cuando nos casamos estamos expuestos a lo mismo, ni hablar, bien que me acuerdo de tantas ayudas y sugerencias que recibía mi cuate, hubo una que me hizo pensar, un abuelito le dijo a mi cuate, -ve con doña Chona que es la pikurpiri (partera) a que te haga un tecito de ombligos, para que ya puedas-,
Otros le decían, come camote de chayote crudo a ver si puedes, otros le decían, póntelo en engrudo, otros mas, comete unos dos kilos de tunas, comete un kilo de semillas de calabaza, otros le decían, llégale en luna llena, otros en luna nueva, otros mas, llégale cuando llegue Juan colorado (la menstruación) otros mas le sugerían, que cuando mataran toro en el pueblo, fuera a tomar la sangre caliente, otra mas, comete un gallo prieto, pero todo y tu solito, otro mas le dijo busca tu ombligo y cuélgatelo, búscate al miringo (duendecillo de los bosques) ese si te ayuda y no falla, mil formulas existen y mil mas se inventan, cuando de burlarse de alguien se trata, todas son chuscas y sin fundamento, pero la del abuelito me extrañó sobre manera, la que decía que con un tecito de ombligos, ya que los viejos mientras mas viejos, mas sabios se vuelven, inmediatamente me le acerqué y le pregunté como era eso de el tecito de ombligos y el me dijo.
- Desde mis tiempos cuando alguien no podía, se iba con las pikurpiri del pueblo y después del te, pues ya podían, claro que en mis tiempos las pikurpiri eran mas sabias y además les teníamos mas fe, y cada uno de nosotros también guardábamos nuestro ombliguito, además de que también curaba otros males.
Vaya pues, dos soluciones, en las que estaba de por medio el ombligo, cuando llegué por la noche a mi casa le pregunté a mi mamá y a mi papá ¿Qué donde estaba mi ombligo?
Ellos se miraron el uno al otro y de reojo, me miraban una y otra vez, deseando que yo nunca les hubiera hecho esa pregunta y menos enfrente de toda la familia, dado que yo era el más grande, mis preguntas contaminaban a mis hermanos pequeños, mi mamá fue quien se armó de valor y me dijo.
- Tu abuelita o sea mi mamá se lo llevo y no me dijo donde lo puso, ¿por que no le preguntas a ella? , pero primero dime, para que quieres saber.
Y yo le dije, - A una pregunta, no se le contesta con otra pregunta;
Me fui con mi abuela que también era medio pikurpiri y medio eshperi (curandera) pues desde que yo me acordaba, ella me curaba de resfriado, de anginas, de cursera, de cólicos, de espanto y de todo lo que los chiquillos se enferman a cada rato, de las anginas nos curaba en un tris, pues nos las tronaba en el antebrazo abajito del conejo, un pellizco bien dado y se nos inflaba una bolita, y nos daban unos calambres, desde la mano hasta donde el cuero se hace remolino, un nerviecito bien tronado y listo, con eso se curaban las anginas. Para curar de susto, es decir cuando teníamos la mollera caída, nos la levantaban con un tormento de antología, pues nos apretaban la cabeza por todos lados hasta que estuviera caliente y luego hervían unas hojitas de yerba buena o de poleo o de manrubio y a veces todas juntas y amargaban a madres y padres, luego mojaban un algodón con esa solución y la introducían por la boca y con el dedo medio, empujaban el paladar hacia arriba, hasta que el agujerito cuadrado que tienen los niños, en la parte superior del cerebro, tomaba nuevamente su posición, es decir el ras de la cabeza, entonces estábamos curados y de verdad que estábamos curados, la jalada de pellejo era cuando estábamos empachados por comer frutas crudas, antes de madurar o por traer algo pegado en el estomago o en las paredes del intestino, entonces nos jalaban el pellejo de todos lados, del ombligo, de los costados, de la espalda y el pecho, así como de la garganta y la nuca, todo eso y un tecito de cáscara de zapote y ya estuvo, la neta es que si nos curaban, feo y doloroso pero si nos curaban y lo mas maravilloso es que no cobraban, no podían cobrar por un don que los dioses ( la naturaleza) les habían otorgado, -¡Ahí cuando tenga necesidad, me regalas una tortilla o un centavo-! decían y al otro día ya amanecíamos buenos.
Pues a mi abuela le solté la pregunta, - Abuelita ¿donde está mi ombligo?
Ella enmudeció de pronto, me miro incrédula, se sentó en sus talones como toda mujer purhepecha sabe hacerlo, primero se hincan sobre sus rodillas y luego dejan caer el cuerpo hacia atrás, abriendo sus talones hacia fuera y sobre ellos se sientan y me miraba una y otra vez y también miraba el techo de la cocina, donde estaban colgadas como ochenta molleras de otras tantas que había levantado a los pobres chiquillos, pues una vez terminada la operación ya descrita, el algodón lleno de bálsamo y baba y a veces hasta de sangre del dedo de la eshperi, pues yo recuerdo que una vez, en mi desesperación mordí a mi pobre abuela y le sangré su dedo, este algodón era lanzado al techo de la cocina, que normalmente era de tejamanil a dos aguas y si el algodón no se sostenía y quedaba pegado en el techo, era señal de que la operación no había funcionado y a empezar de nuevo, ay mamacita con esos sufrimientos, ¿cuales pecados, cuales?
Pues bien si el algodón no se quedaba pegado al techo, va de nuevo la sobada de cabeza y el dedo en el paladar hasta que el algodón se sostuviera en el techo y ahí quedaban como reliquias, unos bordos prietos que sobresalían del hollín negro, pues todas las cocinas, tenían en el centro las paranguas donde se cocinaba con leña, los alimentos para toda la familia; Mi abuela me dijo. - Ay hijito -¿Pues para que quieres saber eso? -Yo le conteste, solo para saber abuelita.
Lógicamente no le podía decir, que me quería curar en salud, ella le dio vueltas y vueltas a la respuesta, primero me preguntó si me sabia los rezos y todo, si me había confesado y comulgado y todo , me quería poner un cuatro pues y como a todo le conteste que si, ella accedió a decirme, que mi primer ombligo se hizo chayotes, que mi papá escarbo a un lado del chayote del solar y ahí lo enterró y del segundo ombligo ella no sabia nada, pues ese se cae como a los siete o nueve días que nació la criatura.
¡Orale pues ! Dos ombligos, ¿y ahora?, me retaché con mi mamá nuevamente a ponerla a sudar y a sufrir con respuestas que no quería dar, -¿Dónde quedó mi segundo ombligo y cual es el primero y cual es el segundo?
De mala gana mi mamá me contestó que el segundo ombligo se quedó en la cocina de nosotros, entre la costilla y el tejamanil de arriba del garabato ahí lo puso tu papá para que nunca nos faltaran cositas para la comida, como sal, chile, tomates, azúcar, pero como la cocina se calló en un tiempo, el segundo ombligo se perdió.
¿y ahora? Uno enterrado y seguro ya podrido o convertido en chayotes y otro perdido, que tal si cuando a mi me toque y no pueda, no, no, no, me fui a ver a una señora pikurpiri de a de veras y la misma reacción, la misma negatividad para contestar estas escabrosas preguntas, no obstante gracias a mi terquedad y necedad, pude saber que el primer ombligo es la placenta y parte del cordón umbilical y el segundo es el cordón umbilical que se queda pegado al estomago de la criatura y que se cae después como a los siete días, se cae solito, se momifica y se pone en un lugar mágico de la casa, dependiendo de la suerte que el papá del niño o de la niña escoja para el o ella, existía en este acto una innumerable magia de suertes, de deseos y obligaciones, para con el dichoso ombliguito, de paso le pregunté si tenia ombligos para hacer te de potencia, nuevamente vi su cara de molestia y de estupor por mis preguntas y solo me dijo - Cuando te cases y lo necesites, entonces vienes a verme y no antes, güero salado y preguntón.
No me podía quedar con las dudas, pues después de tantas negativas me picó mas la curiosidad y me acordé de don Sebas, que era el Tata-keri del pueblo, y el único que contestaba mis preguntas, en el camino le compré unos cacahuates y el muy amable cambió su sabiduría por ellos, pues me explicó cuanto quise saber del ombligo y mucho mas de lo que yo esperaba, así me dijo que esa magia de antes era muy común, era magia y sabiduría ordinaria que después prohibieron los cachupines, cuando llegaron con su dios misógino y único y dizque verdadero además de monopolizable y el nacer se convirtió en pecado y todo lo relacionado con el nacer también, principalmente el sexo, ya que los españoles le llamaban sus vergüenzas, sus partes pudendas u ofensas y por ende no se podía hablar de ello, así que una cosa tan bella y magnifica, como una pareja que hace el amor, para tener un bebé, quedo convertida en pecado y todo lo relacionado con lo mismo también, así que nadie podía hablar de pene, pito, verga, tarecua, vagina, panocha, vulva, tetas, chichis, placenta, parto, nacimiento, coger, aparearse, parchar, culear, todo eso quedo proscrito, quedamos sumidos en la ignorancia total al respecto, mira Zenaido, me dijo don Sebas.
-Cuando yo era chiquillo y en mi casa nacía un hermanito, mis padres me mandaban a dormir uno o dos días a la casa de mis abuelos, que vivían en otra parte y ya, cuando yo regresaba, me decían que mi mamá había comprado otro hermanito y cuando la perra de la casa paría sus perritos , si no habíamos visto el parto, nos decían que la perra se había hallado unos perritos , igualmente con la vaca o la burra o la borrega que normalmente parían de noche, los papás nos decían que se lo habían hallado escarbando en el suelo, así de tapados nos tuvieron cuatro siglos, aconsejados por los curas, nos enseñaron a rezar y a repetir como borregos, sus oraciones y rezos, pero nunca nos enseñaron a leer, por eso se fueron perdiendo las costumbres de magia, de creatividad, así como de imaginación, que tenían nuestros ancestros, pues fíjate que cuando un niño primogénito nacía. La partera revisando el cordón umbilical sabia cuantas veces iba a parir la señora, es decir cuantos hijos mas iba a tener y de que sexo iban a ser, el primer parto era primordial, pues la partera se quedaba con un trocito de cordón hasta juntar 22 para hacer tecitos de potencia tenían que ser de primogénitos, el primogénito era importantísimo tanto si fuera varón o hembra, pues tanto la placenta como el cordón, habían recibido toda la energía de dos seres, que en la flor de la vida estaban creando una nueva, en esos dos objetos estaban todos los anticuerpos para defenderse de las enfermedades posteriores, por eso era recomendado guardar el ombligo de ese primogénito o primogénita, pues servia para curar casi todas las enfermedades que un niño pueda tener en el transcurso de sus primeros siete y trece años de vida, curaba las hemorragias nasales, cólicos, curseras, sarnas y manchas de la piel, conjuntivitis y pus en los ojos y hasta ataques de epilepsia, el procedimiento quirúrgico era tan sencillo como dejar remojando una noche el cuatito (ombligo momificado) en un cuenco pequeño de agua a la luz de la luna y las estrellas y al otro día retirarlo y volverlo a secar, para posteriores usos y con el agua de esa operación, lavar la parte afectada y tomar el resto, lo creas a no, pero de verdad que si se curaban incluyendo a los hermanitos menores de la misma familia, por eso era tan importante el primogénito, pues en cada caso privaban genes y circunstancias diferentes, también había casos extremos, como cuando la madre no tenia leche para el niño, entonces la pikurpiri preparaba un caldito como si fuera de gallina o de venado, con sus verduras y todo así como su salecita y su limón, la recién parida señora y su marido se comían todo, incluyendo la placenta, y si la señora había perdido mucha sangre en el parto, por haber sido un parto difícil, o por otras circunstancias la señora estaba anémica o en peligro de muerte, entonces la placenta era comida únicamente por ella y así operaba el renacimiento de la madre, pues estas costumbres eran mágicas y ciertas, el cordón tenia que ser cortado con una navaja de tzinapa (obsidiana) o de Patamu (carrizo) se apoyaba el cordón entre la navaja y una mazorca de maíz, la mas grande que tuviera a la mano el papá, que normalmente siempre tenia en la troje las mancuernas con las mejores mazorcas de la milpa y la mazorca elegida con la sangre de la placenta tenia un lugar de privilegio a la hora de la nueva siembra.
La placenta de todos los partos era enterraba en el solar (jardín) o patio, donde después se sembraba un chayote o un árbol frutal o la milpa, se enterraba hondo para que no la fueran a sacar los perros o algún otro animal y dependiendo de la grandeza y exuberancia del chayote, así como de sus raíces, también iba a ser grande y prospero el recién nacido y la partera era muy importante para el recién nacido, pues si ella cortaba el cordón muy cerca del estomago, el pene del niño iba a ser cortito y en cambio, si cortaba tres o cuatro dedos del estomago, entonces el niño iba a vivir lejos y por ende iba a ser el consentido de las mujeres y si en cambio el recién nacido era niña, entonces la placenta se enterraba, cerca o debajo del metate o de la tabla donde se torteaba el lodo para hacer artesanía de barro, como el metate de las tortillas estaba siempre cerca de las paranguas y normalmente el piso era de tierra, rápidamente desaparecía ,antes de que los chiquillos se dieran cuenta de nada, en las casas donde había una especie de mesa, hecha de un bordo de barro también, se escarbaba debajo del metate y ahí desaparecía en un tris la placenta y ningún miembro de la familia, aparte de la partera y los papás, se daban cuenta de nada, si la partera cortaba cerquita del estomago de la recién nacida, entonces la niña seria buena esposa y se conformaría con poco, además de aceptar sus responsabilidades de ama de casa y si por el contrario, la partera cortaba después de tres o cuatro dedos, entonces la niña de adulta iba a ser brava, cálida y honda y no se conformaría con poco, pues buscaría llenar sus necesidades a como diera lugar.
-Muy bien don Sebas, eso era con el primer ombligo o la placenta, ¿Qué pasaba con el segundo ombligo? El cordoncito pegado y seco que se caía momificado a los siete días de nacido el chamaco,
-¡Ah pues este era mas mágico todavía! Pues como ya se caía mas despuecito, entre los siete y nueve dias había mas chance de pensar que hacer con el, si era niña lo guardaba la mamá o la abuela para prevenir futuros remedios a males venideros de la maternidad, en cambio si era niño había mas posibilidades e imaginación, el papá del niño guardaba celosamente el ombligo de su primogénito trece años y si quería que su hijo fuera buen sembrador, remojaba el cuatito y lo amarraba a la tarecua destinada para el niño, lo envolvía cuidadosamente alrededor del mango con cordel o pita de maguey, si el papá quería que fuera fuerte y soporte de su familia, lo enterraba en los cimientos de la casa, hacia un hueco entre dos piedras y ahí lo encajaba, tapándolo después con otra piedrita y lodo, si quería que fuera guerrero, lo amarraba en uno de los extremos del arco o de su carcaj donde se guardaban las flechas, si quería que fuera sabio, escogía el árbol mas viejo y añoso y en una hendidura lo enterraba, tapándolo después cuidadosamente, y si quería que fuera caminante y no tuviera miedo para ir lejos a buscar vida y alimento, entonces buscaba una cruz de caminos y lo mas cerquita de este cruce, en el madroño mas alto colgaba el cuatito envuelto en un saquito de tela, casi siempre era un madroño, por que era el árbol consagrado al planeta Marte aunque a veces era una encina o un tucus, ahí se quedaba y no uno, sino muchos cuatitos, había que tener buena memoria, pues a veces era necesario recurrir a el, pues servia para preparar remedios y curar males y enfermedades, pero cuando el madroño hacia del cuatito una zanangeta, (capullo de insectos del tamaño de una naranja) ya no se podía rescatar, pero en cambio el cuatito de esa zanangeta era protegido del dios Tharesupeme y por tanto sería valeroso e invencible y estaría llamado a la guerra, también los cuatitos eran llevados a nuestros antiguos santuarios, que eran centros nerviosos y energéticos de la tierra , o en los ojos de agua y manantiales, pero después llegaron los españoles y nos sometieron y nos salieron con el cuento de que ahí se apareció la virgen, o el santo Cristo y no obstante esa nueva y adulterada costumbre, ahí están los cuatitos detrás del milagrito, envueltos en una bolsita de terciopelo bien cerradita, es la forma que nuestros antepasados idearon para seguir con la costumbre y no tener represalias con los nuevos administradores de la fe, algunos papás mas previsores le entregaban al chamaco el cuatito al cumplir este trece años, o cuando el hijo se casaba, para que de esa fecha (la pubertad) en adelante ellos mismos se hicieran responsables de su cuatito y algunos lo guardaban toda su vida, hacían un bultito de yute o de algodón y se lo colgaban del cuello con una correa de piel de coyote o venado y les servia de amuleto, por que hasta a los malos espíritus ahuyentaba el dicho cuatito y si no lo hacia, pues por lo menos aumentaba la seguridad del portador, era su guardadito.
-Mira Zenaido, tan es cierto esto que te acabo de platicar que actualmente encuentras jabón de placenta, cremas, y champú de placenta pues la ciencia medica actual esta volteando los ojos a la ciencia mágica y arcaica, con la que nuestros antepasados curaban a sus gentes y que todavía a algunos de nosotros nos curaron y por eso guardábamos el cuatito y lo usábamos cuando era necesario , pero cuando llegaron los cachupines con su nuevo y negociable dios, estas añejas y sabias costumbres quedaron satanizadas y tachadas como demoníacas y retrogradas y casi se pierden en el olvido, pero ya ves, el tiempo pone a cada cual en su lugar.
- Actualmente existen nuevas sectas religiosas que inspiradas en estas ancestrales costumbres están consumiendo de una manera ritual y normal la placenta del primogénito y de una manera normal las placentas siguientes de los otros hijos y existen ya bancos placentarios bien organizados para recurrir al cuatito tiempo después, cuando sea necesario para fabricar células madres y combatir enfermedades.
-Ya entiendo don Sebas y ahora que recuerdo yo tenia un primo que nació con granos en los cachetes y desde chiquito lo llevaron a México y no se los pudieron quitar, después ya de grandecito se rascaba hasta sangrarse, siempre tenia costras sobre costras en los cachetes y por eso era bien chillón y nanaco, pues por esa situación lo consentían sobremanera, le dieron de comer todo lo que le recomendaban, que carne de tlacuache, que lagartijo, que zorrillo, que iguana, que sapo, que rana prieta, que achoques, que raíz de mezquite, que víbora de cascabel, que el puro cascabel molido, todo eso se comió mi pobre primo y ya después, solito se alivio, cuando comió cuatete, pero todos pensamos que había comido un pescado al que así le llaman y por otro nombre le llaman bagre, su abuela nos dijo que se lo molían en el metate y se lo espolvoreaban en la comida y que fue un cuatito que trajeron de tierra caliente, pero entonces no era pescado. ¡Era cuatito, de ombliguito! ahora nada mas dígame ¿por que el tecito para los estériles tenia que ser de 22 ombligos?. Pues por la suma de dos números mágicos para nosotros los Purepecha, venimos del cielo y el cielo tiene 13 capas, la luna da 13 vueltas exactas a la tierra en un año, a los trece años nos llega la edad de ser fértiles, tanto a nosotros los hombres como a la mujeres, somos gestados en nueve meses lunares y cuando morimos cruzamos los 9 ríos subterráneos para cerrar el ciclo de la vida, también nuestro dios principal, el dios de los mantenimientos, el maíz, nace a los nueve días de haber sido enterrado, fíjate nada mas que imaginación y que magia derrochaban nuestros ancestros 13 meses de los de antes de 20 días para nacer y 9 meses para desaparecer, pues con cada mes después de muertos cruzábamos cada uno de los nueve ríos subterráneos, para cerrar el ciclo de la vida y la muerte pues también el ciclo de nuestro principal sustento que es el maíz es de 180 días, no nacíamos en pecado ni carnal, ni mortal, ni venial, como ahora, no teníamos que ir a pagarle al cura ningún peso, para que nos hiciera hijos de dios y nos quitara el pecado original con el bautizo, no señor, era y es un placer hacer chamacos, era y es una comunión con los dioses, con la naturaleza, son dos seres ardiendo en armonía y en gusto, disfrutando de la vida y haciendo vida, yo no entiendo ¿como entendimos que eso era pecado? Que bueno que los jóvenes de ahora ya no le hacen caso a los curas , se ve que el final de las iglesias ya esta cerca, pues ya mamaron 20 siglos, ya se hicieron gordos y ricos, con la ignorancia del pueblo, ya es hora de su fin y de que las profecías Toltecas y Mayas se cumplan, la era del temor y el miedo ya toca a su fin, ahora en la próxima alineación planetaria en el año 2012 algo importante ocurrirá, la noche eterna que duro 12,812 años llega a su fin y comienza un nuevo día que será de 12,812 años, los sabios toltecas dividieron ese día galáctico en cinco partes de 5,125 años terrestres cada una amanecer, mediodía, atardecer, anochecer y oscuridad total que comenzó hace 3,113 años a/c. las alineaciones planetarias se dan cada 5125 años y la ultima fue en el 3113 a/c. pues es obvio que las fuerzas magnéticas de cada uno de los planetas afecten para bien o para mal el magnetismo, la órbita y estabilidad de los planetas vecinos, pues los nueve planetas del sistema solar se alinean con el centro de la galaxia acercándose a ella y después, comenzará una nueva era de luz y amor al prójimo, que es lo que mas cacarean y pregonan las iglesias, la católica mas que ninguna otra y hacen exactamente lo contrario, el único amor que dejan ver, es el amor al dinero, al dinero padre, al dinero hijo y al dinero espíritu santo, por eso tienen que acabar y dejar paso al verdadero amor, el amor a la naturaleza, a la verdad, a los dioses planetas y a los hermanos hombres, a todos los hombres de todas las razas del planeta.
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Artículo: El llamado de no perder nuestro ombligo
Por iarhini en el foro Comentarios de los artículos del portal de inicioRespuestas: 0Último mensaje: 20/09/2012, 20:43 -
El llamado de no perder nuestro ombligo
Por iarhini en el foro Karákateecha ka TakúkateechaRespuestas: 0Último mensaje: 20/09/2012, 20:27
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