Por: José Alfredo Espinoza Jiménez* y Ángel Baltazar Caballero.

Una de las razones fue para abrir tierras al cultivo y evitar las inundaciones que se han hecho presentes en 1888, debido a la intensidad de las lluvias, por ello el presidente Porfirio Díaz hace de la desecación, un proyecto prioritario en su discurso de toma de posesión en ese mismo año (Conolly 1997:219).

En Zacapu Michoacán, los proyectos para desecar datan desde 1864, fecha en que el gobernador de Michoacán Felipe B. Berriozábal expide un decreto señalando la utilidad de la última desecación de las lagunas, expresado en la salubridad de las poblaciones.

Pero sería hasta los años 80 de ese siglo, que se aprovecharía con la escala económica de los proyectos; así surgen 2 planes desecadores, el de Antonio P. Carranza y el de Manuel Vallejo en 1886, mismos que van a dar paso al de los hermanos Noriega, encargados de la desecación a finales del siglo.

Los hermanos Noriega Eduardo y Alfredo eran sobrinos de Iñigo Noriega. Con la experiencia de Noriega en Chalco , la Secretaria de Fomento, Colonización e Industria les aprueba en 1899 el proyecto de desecación de la Ciénega de Zacapu, las labores de desecación terminan en 1902 y las obras de riego se eliminan en 1907, dando pie para que al año siguiente comenzara a funcionar la moderna Hacienda de Cantabria.

En 1902,crean la sociedad de Eduardo y Alfredo Noriega Sociedad Colectiva y obtienen un cuantioso préstamo de Crédit Foncier Mexicano por la cantidad de cuatrocientos mil pesos, que luego en 1908 será ampliado por la caja de préstamos a un millón cuatrocientos mil pesos.

Con esta nueva organización y capitales, crean un emporio agrícola que se extendían sobre 12.216 hectáreas. En la región de Zacapu, la explotación se conectaba directamente a través de la troje de la Hacienda de Cantabria al ferrocarril, esto para ampliar la escala de las operaciones de la finca. El ferrocarril permitió exportar el 99% de la producción en 1912 y sólo 68 toneladas de maíz se vendieron en la hacienda (Reyes 1992:40).

Con suelos fértiles, varios miles de hectáreas abiertas al riego, con maquinaria y adecuada para el cultivo, así apoyados con un grupo de trabajadores y un sistema de transporte, se obtuvieron jugosas ganancias en las primeros cuatro años.

Las ganancias permitían pagar altos sueldos del personal calificado, salarios desde los 500 pesos anuales que recibían el segundo trojero a los 15,478 del apoderado legal.

Los sectores medios de la hacienda se componían de apoderados entre 400 jefes de familia que recibían tierras, habilitación y dinero necesario para la labor. Finalmente los trabajadores no calificados eran unos 1431 jefes de familia, el 77% de la población de Cantabria en 1915, trabajaban dos meses al año en la Hacienda, uno durante la siembra y otro durante la cosecha.

En efecto, al parecer la modernidad de la hacienda con su maquinaria y su organización empresarial, como habían abaratado mucho el peso de los egresos por conceptos de rayas y fletes, en 1909 fueron de 114,111 pesos a solo 75,413 en 1912. Pagando únicamente dos meses al año a una población desplazada por la maquinización, sin embargo, también la revolución agraria se interpone a esta lógica productiva y otra causa que se interpone a las producción es la victoria de los constitucionalistas, fraccionan 13,000 hectáreas de Cantabria y Copandaro, para transformar a sus medieros y arrendatarios, en pequeños propietarios.

Esta era una condición impuesta por la caja de préstamo que prevenía el fraccionamiento en caso de adeudo insoluto. La siguiente etapa del fraccionamiento siguió entre 1921 y 1927 con la dotación de ejidos a Tiríndaro, Naranja y Tarejero.

Esta época fue considerada de logros importantes en los medios de transporte y de comunicación adecuados, así como un gran incremento de la producción agropecuaria, sin embargo, ello generó una desigualdad social, lo que provocó el levantamiento armado de 1911, sin contemplar los altos costos ecológicos por la desecación de los lagos.

En suma, desde el Porfiriato los proyectos modernizadores modificaron el ecosistema natural de la ciénega, acentuado un vuelco desde la ganadería hacia la agricultura de gran escala, pero la transformación radical, la posible revolución ecológica del lugar se dio con la desecación completa que realizo la Comisión Nacional de Irrigación en los años treinta del siglo XX.








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*Comisariado Ejidal de Tarejero y Carguero Kurikaueri K´uinchekua T´arhexerhu.

Fuentes: Agua, Cultura y Sociedad en México/ Napoleón Guzmán. Y otras.