Por: Zazil Collins. Escritora. / ldelectura.com

El abogado Purépecha Celerino Felipe Cruz es especialista en derechos humanos y de los pueblos indígenas. En entrevista, reflexiona sobre su desempeño como intérprete, campo en el que destaca su traducción de la Constitución del español a su lengua materna.
Motivaciones

Desde que egresé como abogado, he fungido de manera voluntaria como intérprete y traductor en procedimientos judiciales. Y precisamente el trabajo de campo en tribunales —que me enfrentó a inconsistencias en juicios bilingües y a errores de interpretación del habla jurídica—, así como la responsabilidad social con mi comunidad, fue lo que me impulsó a traducir la Constitución al purépecha.

La primera fase fue hacer entender a los hablantes de lenguas indígenas los conceptos, las disposiciones, las ideas normativas del derecho de Estado. La segunda, hacer valer las disposiciones internacionales de la Corte Internacional de Derechos Humanos; el fundamento de que los países deben nombrar intérpretes traductores para cuando las partes acusadas no entiendan el idioma oficial y que así obtengan derecho a la defensoría.

A falta de profesionalización, en un principio me ofrecí como intérprete de lengua purépecha y poco a poco comenzaron a llamarme de distintos juzgados, aún sin compensación económica, pues mi intención no era ésa. Así empecé a revisar desde mi escritorio cómo interpretar conceptos como “pluriculturalidad”, “Estado”, “derechos humanos”, “obligaciones”, “sistemas normativos”. Ahí me enfrenté a la dificultad de transferir la idea del derecho de Estado a la lengua indígena para que mis hermanos, al no contar con competencias para negociar, dirimir o resolver asuntos, no formaran parte de la procuración de justicia.

Distribución

La Constitución traducida al purépecha está publicada por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, cdi. Contó con un tiraje de 3 000 ejemplares, distribuidos en Michoacán, principalmente en la Secretaría de Educación Pública (sep) y otras oficinas gubernamentales. Su repartición no ha sido para el público general, sino para antropólogos, funcionarios, investigadores. No existe una campaña de difusión ni distribución del material, ni talleres o sesiones de interpretación comunitarias y asambleas. Eso está lejos todavía.

Difusión

A pesar de que la Constitución debe ser un documento de conocimiento nacional, su difusión queda reducida, casi siempre, a sectores escolares o universitarios. En el caso de la Constitución purépecha, las dificultades se incrementan. En primer lugar, lo que la institución federal o los gobiernos estatales invierten —lo poco que invierten— es un esfuerzo positivo, pero centralizado. La mayor parte de la difusión en las comunidades se da y debe darse transmitiéndose en radiodifusoras comunitarias, de voz directa, al menos porque en la cultura purépecha la transmisión del conocimiento ha sido tradicionalmente oral.

Los lectores de las lenguas indígenas también tienen que tener nociones previas para la lectura; nosotros somos hablantes de la lengua purépecha, milenaria, y la hemos hablado, pero no la articulamos en la lectoescritura. Los esfuerzos de lingüistas, profesores de primaria y comunitarios han abierto espacios de nociones básicas de bilingüismo en el sistema educativo, de fomento a la lectura, pero el nivel de lectoescritura se ha concentrado, hasta ahora, en la traducción de vocabularios y diccionarios. Por ello, la mejor vía de difusión es, quizá, la de la radio, ya que es el mejor medio para que amas de casa, mujeres campesinas, obreras, artesanas,
comerciantes y campesinos tengan acceso a este conocimiento mientras trabajan.

Es un asunto de destinatarios, y ésa sería una excelente estrategia. Si escucharan la radio o se presentara un evento cultural que se acompañe con una plática informal, una asamblea previa, se facilitaría el trabajo de difusión. Por el contrario, cuando se trata de estudiantes o educadores indígenas interesados en técnicas de traducción o manejo de vocabulario, el aprendizaje de la lectoescritura se torna una obligación; este contraste es particularmente visible en el adoctrinamiento para el bautizo de los niños o la primera comunión, en los cuales sí se lee en purépecha.

Proceso de traducción

La Constitución no ha sido publicada bilingüe —lo que sería ideal, ya que un no hablante podría ir interpretando—, únicamente en purépecha. A diferencia de otras lenguas que se enfrentan a la existencia de diversas variantes, ocasionadas por la segregación, dispersión y aislamiento, en el purépecha hay menor diversidad de idiolectos, lo que facilitó la traducción de la Constitución. Existen pequeños cambios por región, pero eso, más que separar la lengua, nutre el vocabulario al generar el intercambio de conceptos entre regiones.

En cuanto a la técnica y la metodología, hay que subrayar la importancia de la interpretación — que busque el entendimiento de los fundamentos filosóficos de lo que es en cada cultura la noción de derecho o normatividad indígena— más que de la literalidad. Para ejemplificar, hay que pasar por todo un proceso de deconstrucción de la educación formalizada que nos han impartido en la escuela, en donde se nos enseñó que mexicanos somos administrativa y políticamente por una adscripción de poder de Estado y normas, pero, hablando culturalmente, antes que mexicanos somos purépechas. Se identifica como mexicano a los náhuatl, a los del centro, los de Tenochtitlán, que fueron vecinos y rivales… De ahí la importancia de la interpretación. Nuestra gente, al entender estos diálogos con las traducciones, comprende mejor la identidad, redescubre la particularidad y especificidad; aunque a veces es peligroso porque pueden sentirse más ajenos que incluidos.

Labor como traductor

He desarrollado mi trabajo en el Instituto Lingüístico de Verano; traduje la ley federal sobre lenguas indígenas en purépecha —que no se ha publicado por falta de presupuesto—, la ley federal de acceso a una vida libre de violencia para las mujeres —bilingüe—, incluso he realizado algunas traducciones de la Biblia. Sin embargo, esta labor no es justamente reconocida por los institutos, pues ellos se adjudican las publicaciones y pactan contratos sin mayor reconocimiento de los traductores de lengua indígena.

Profesionalización

Se deberían formar traductores plurilingües, para dominar el inglés, pues existen muchos migrantes purépechas en San Francisco, Chicago y California, a quienes se debería ayudar en aquellos ámbitos jurisdiccionales. Por ello es indispensable la profesionalización dentro de instituciones públicas y no únicamente como programas de intercambios externos. Es por ello, también, que como las instituciones son las que cuentan con presupuestos y sistemas de publicación, la capacidad productiva literaria de los traductores e intérpretes en lenguas indígenas se desarrolla en la periferia.


Información complementaria de Celerino Felipe Cruz:

Es originario y comunero de la comunidad de Comachuén, municipio de Nahuatzen, Michoacán.
Lic. en Derecho, Mtro. en Derechos Fundamentales y Doctorante en Filosofía.
Presidente de la Red de Investigadores Indígenas de México.
Miembro del cónclave indígena en el grupo de trabajo de la DADIN-OEA

Email de contacto primario: orhepati@hotmail.com