Tata Juan Victoriano Cira, trovador p'urhepecha
1927-2010+

Gracias.

Su frágil figura ya no recorrerá las calles cuajadas de trojes ni la suavidad de su voz tocará el corazón provocando nudos que brotan por los ojos. Sus instrumentos quedaron huérfanos y desde ahora sus canciones las interpretará el viento; entre los pinos y las mazorcas la nostalgia de las pirekuas o canciones phoré arderá como fuego frío, porque Tata Juan Victoriano Cira, el último de los trovadores, terminó de cantar.

El artista que musicalizó la película My family, sin haber recibido nunca regalías, el único purépecha cuyo legado musical forma parte del patrimonio cultural de la Biblioteca del Congreso de Nueva York, en los Estados Unidos; el kaxumpiti u hombre de honor partió rumbo al firmamento para entonarle sonecitos a Tata Kuerajpirikini (al creador) y a bailar un vals con Nana Kutzi (la hermana luna).

Falleció Juan Victoriano, el trovador de la Meseta, el guía familiar y artístico de innumerables grupos musicales, cuyos integrantes acudieron a decirle dios mayamu (gracias), por toda una vida dedicada a la creación musical.

A sus 83 años de edad, el Tata o señor de respeto, quien nació en 1927 y le dedicó 64 años a la composición melódica, el que pensaba que las muchachas eran «flores de amor» y quien a los 16 años recibió su primera guitarra, convirtiéndose en autodidacta, llegó a ser uno de los compositores indígenasmás reconocidos del estado, que como la mayoría de los artistas vivía humildemente y sin haber logrado riquezas materiales como producto de su talento.

Su rostro lleno de arrugas era como la tierra que muestra los surcos dispuestos a recibir las semillas y completar así el ciclo sagrado de la preñez de la madre tierra. Sus ojos eran brillantes como esas estrellas que se lucen el primer día de febrero, cuando para la gente phoré inicia un nuevo ciclo anual. Su memoria era como uno de esos milagros que en forma de flores adornan el pie de los pinos y su canto era como la voz de los siglos pasados, cuando el ser indígena no era motivo de desprecio, sino señal de una dinastía orgullosa.

Ayer por la tarde, en su natal San Lorenzo, la comunidad situada en el municipio de Uruapan (no perteneciente, porque los purépecha no somos de nadie, dijo una vez su hijo Pedro Victoriano Cruz), a Tata Juan Victoriano se le despidió como el Tata Keri que era.

Primero en su casa se realizó un ritual ancestral, similar al que se describe en la Relación de Michoacán, para homenajear a los antepasados. Más tarde, acompañado por gran parte de la comunidad, de sus familiares y de sus amigos, se celebró una misa de cuerpo presente en el templo del siglo XV, en cuyo atrio están enterrados sus ancestros. Finalmente los brazos de la madre tierra lo recibieron amorosos en el Camposanto comunal. Volvió a la tierra que le dio vida y que a partir de ayer le otorgó la inmortalidad.

Pero a él no le importaba, vivía del aplauso, que lo retroalimentaba y lo animaba a seguir componiendo, pues decía que mientras el público más aplaudía a él le daban más ganas de seguir tocando.

A Tata Juan Victoriano, quien ya platicaba con una vocecita como de niño, le dolía que a sus hermanos purépechas ya no les gustara hablar en su idioma, vestir como indígenas, pensar como etnia. «Los abuelos decían: ‘hijo o hija no andes vistiendo otras cosas como las que se usan por allá, porque nuestra ropa y nuestro idioma es antiguo. Dios nos dio estas palabras purépechas y así dejamos el recuerdo de lo que somos’ », le dijo una vez a esta reportera, sentado a un lado de la troje o construcción de madera que sirve al mismo tiempo de vivienda y de almacén de mazorcas.

Cuando Tata Juan Victoriano hablaba provocaba ternura y al mismo tiempo admiración, porque el bastón que utilizaba para ayudarse a caminar, luego de una fractura de cadera, parecía inútil cuando se ponía a componer o interpretaba una melodía de su inspiración, por ejemplo, para una pastorela o para festejar a una de sus nietas.

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Esta información fue publicada en el diario impreso de CAMBIO DE MICHOACAN,
el dia 30 de septiembre del 2010.
Escrita por GRECIA PONCE ORREGO.

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NOTA DE LA FAMILIA VICTORIANO CRUZ
Muchas gracias a todos los amigos de la familia, quienes nos acompañaron desde el día 27 de septiembre, día en que falleció Tata Juan, y todos estos días en que se realizo la tradición fúnebre, y también gracias, a aquellas personas y amigos quienes desde sus lugares usando este medio de comunicación la Internet se solidarizaron con nuestra familia, gracias tambien a quienes nos tendieron la mano con la Jarhoajperakua.

Muchas gracias a Nana Kuerajperi, por haber permitido a Tata Juan, estar con nosotros y dejarnos esta gran herencia su mensaje en sus pirekuaecha, se ha ido, pero se queda con nosotros, con el pueblo p’urhepecha, fue un pireri purépecha para el p’urhepecha. Lo vamos a extrañar.


Tata Juan Victoriano Cira (1927-2010+)