Recordando a José de Sousa Saramago, a tres años de su muerte
En mis tiempos de estudiante vivía o mejor dicho sobrevia en una vecindad, calle Urdiales, colonia Industrial en la Ciudad de Morelia en un cuarto pequeño y húmedo junto con un amigo que nos conocíamos ahí, en esa vecindad que su servidor lo llamo La Divina Comedia, porque cada cuartito que eran 8 sus personajes estaban llenas de historias trágicas. En una tarde me anuncio mi único compañero que había decidido irse a los Estados Unidos, ya que la situación económica de nosotros como de la Capital Michoacana no estaba para quedarse, en ese momento me sentí triste y a la vez alegre porque mi amigo Beto se fuera a seguir los pasos a sus propios sueños. Empaco sus pocas pertenecías, mientras yo por dentro quería decirle que no se fuera pero tenía que contenerme y sostenerme, tomo sus libros y en uno en particular se detuvo su atención, y se me quedo mirando y me dice Raúl te regalo este libro se que te va gustar, pero sobre todo te va ayudar, aquel libro se titulaba “Ensayo sobre la Ceguera”, del gran escritor Portugués José Saramago.
Quiero compartirles un poco quizás de manera descriptiva, sobre lo que pasaba en aquel viejo vecindario, de personajes dignos de una gran novela. Cabe mencionar para mi fortuna como dice el dicho, Dios aprieta pero no ahorca, llego mi otro compañero proveniente de Comachuén, mejor conocido con su nombre artististico, como el Morenito, que nos acompañamos y atestiguo estos acontecimientos.
Veamos, en el cuarto 1, en aquella vecindad, estaba viviendo un matrimonio que el esposo hacia los quehaceres de la casa y atendía a sus hijos, mientras su esposa una señora muy hermosa y elegante, se arreglaba y en las noches su esposo lo acompañaba en la parada de taxis, nunca supe en que trabajaba aquella dama que siempre llegaba en las madrugas.
En el cuarto 2 estaba la “Güera”, una mujer mediana y delgada donde ella si reconocía que trabajaba de sexoservidora, tenia 5 hijos una vez le pregunte a aquella mujer que dónde estaba el padre de las criaturas, la huera sin dejar de mascar su chicle, con un tono irónico me respondió que ni ella misma sabía quién era el padre de sus hijos porque eran de diferentes padres.
Cuarto 3, estaba Lorena, una madre soltera muy respetable porque siempre buscaba ayudar al vecindario cuando se sucintara cualquier contingencia, dijo que en una deuda familiar llegaron a entregarla de jovencita a aquel viejo cacique y ella con el coraje se alejo de su familia a vivir muy lejos con su hija que era la razón de vida.
Cuarto 4, vivía Don Lorenzo, un hombre amable y trabajador vivía con su niño Lalito, que si tuviéramos en que caernos muertos adoptaríamos aquel pequeño, pero cuando agarraba la botella su padre duraba semanas bebiendo varias veces lo metíamos cargando a don Lorenzo y lo recostábamos mientras su niño lloraba, al pequeño mejor lo sacábamos a jugar para que se distrajera aquella persona era un hombre divorciado y decía que era eso lo que le atormentaba.
Cuarto 5, en este cuarto estaba un señor de edad, don Julio era un viejo jubilado de una antigua fábrica donde sus familiares lo llevaron a ese lugar porque ya era de edad vivía solo y ya no tenía herencia que quitarle, en las paredes estaba tapizados de reconocimientos, diplomas, se sentía el manda más del lugar, porque pedía a las mujeres que laboran su ropa mientras les daba unas monedas.
Cuarto 6, estaba el “licenciado” una persona de tierra caliente que sobrio era buenísima gente, pero cuando tomaba “que Dios nos ampare”, llegaba en las madrugadas con disparos de pistola al aire y cantaba, “ya llego el que andaba ausente y este no perdona nada”, mientras los disparos se escuchaban no importando los cilindros de gas y mujeres embarazadas que habían en el lugar.
Cuarto 7, este cuarto vivía una familia “muy rara”, eran unos 4 hermanos con sus esposas y su madre, una señora que se la pasaba fumando y una forma de vestir muy indecorosa, en este cuarto olía a mariguana fumaba hasta el más chico de la familia hasta el más grande, ¡ave maría purísima nunca habíamos visto semejante cosa¡ en las noches se escuchaba ruidos muy fuertes cuando me asomaba en aquel cuarto pequeño parecía ser un taller mecánico ya que estaba lleno de autopartes de coches, los desmantelaban y de eso vivían en tres ocasiones fuimos a barandillas por el fer que él era el hijo mayor y ya era cliente en este centro de readaptación social.
Por último estaba el cuarto 8 este cuarto se sumaba a esta lista de historias trágicas, porque vivían dos jóvenes de la Meseta Purépecha que nos llamaban los chavos del Ocho, como estudiantes ofrecíamos poco porque no había visos de que lograran salir adelante, teníamos una parrillita de luz que cada vez que se calentaba de más se reventaba y ahí estábamos esperando hasta que se enfriara para poder calentar las tortillas. Y por si fuera poco una amiga regalo un perrito al Morenito de esos finos, que solo faltaba que le preparamos un licuado comía mejor que nosotros.
Estábamos estudiando la preparatoria y en las tardes trabajamos de meseros para subsistir, en el lugar le hicimos de abogados; de doctores, de psicólogos, niñeros, llegaba días que nuestra mesa estaba lleno de alimentos que nos regalaban por haberlas apoyado en los momentos más difíciles a las señoras, en las noches siempre leía el libro que me habían regalado, y “así trataba entender nuestra triste realidad” que estábamos viviendo, gracias a ese libro, poco después supimos que el autor del Ensayo sobre la Ceguera iba estar en la ciudad de México y fue así que con el Morenito tenía una grabadora mismo que lo vendimos para ir a México nos alistamos para ir a conocerlo en persona. Iba dar una conferencia y antes al llegar le grite emocionado entre la multitud ¡maestro Saramago!, ¡maestro Saramago! Él volteo y pidió a la baya de seguridad que me dejara pasar y fue así que tuve de frente al Premio Nobel de Literatura 1998 autor de varias novelas y en breve platicamos, ahora a tres años de su muerte 18 de Junio del 2010 le enviamos nuestra gratitud de unos jóvenes de la Meseta Purépecha y hasta la Isla de Lanzarote Portugal donde fue originario le decimos a su compañera de lucha a Pilar ¡Gracias maestro Saramago!
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Raúl Cruz Sebastián
Re: Recordando a José de Sousa Saramago, a tres años de su muerte
Genial escritor. Ahí quedarán sus obras para recordarlo durante generaciones venideras y que no se pierda su legado.