Mitentskua

Carteles representativos de Kurhíkuaeri K’uínchekua (Año y Fuego Nuevo Purépecha)

«Aun es tiempo de voltear a nuestras raíces y re-valorar el legado cultural de nuestros antepasados«.

Kurhíkuaeri K’uínchekua
 (ceremonia de renovación del Fuego Nuevo e Inicio del Año Nuevo P’urhépecha), se celebra desde el año de 1983, en ese año la sede fue en las iákateecha, Pueblo Purépecha de Tzintzuntzan, Michoacán. Desde entonces se celebra ininterrumpidamente y de forma itinerante en las cuatro sub-regiones P’urhépecha: Meseta, Lago, Cañada y Ciénega de Zacapu. El día 1 de febrero celebramos en la comunidad sede la llegada del nuevo tiempo (Uexurhini=Año) y la renovación de Kurhíkua=Fuego.

La ceremonia se encuentra relacionada con el solsticio de invierno, tiempo en que los antiguos pueblos del hemisferio celebraban al dios sol. En el estado de Michoacán, México, la ceremonia se remonta a tiempos prehispánicos y al inicio del ciclo agrícola, que en el cenit se registra por el paso de la constelación de Orión, donde se encienden fogatas en honor al dios Kurhíkuaeri (Curicaveri), dios del sol, la guerra y principal deidad P’urhépecha. Kurhíkua= Fuego, Eueri. Eri= somos, (genitivo).

≈Somos los hijos de Fuego, por eso realizamos muchas actividades alrededor del Fuego≈

Los símbolos de la celebración de Kurhíkuaeri K’uínchekua, son Kurhíkua (Fuego), Míndaskuarheta (Piedra calendario), Anásïkukua (Bandera) y Ts’iríkuarheta (Bastón).

Cronología de las Celebraciones del Kurhíkuaeri K’uínchekua, en el estado de Michoacán, México:

01.- 1983, en Tzintzuntzan. En la explanada de las Iákateecha (pirámides)
02.- 1984, en Ihuatzio. (de Jiuatsï, coyote), del municipio de Tzintzuntzan.
03.- 1985, en Nurío, del municipio de Paracho.
04.- 1986, en San Andrés Tziróndaro, del municipio de Quiroga.
05.- 1987, en Angahuan, del municipio de Uruapan.
06.- 1988, en Pichátaro, del municipio de Tingambato.
07.- 1989, en Tacuro, (de Tukúru, tecolote), del municipio de Chilcholta.
08.- 1990, en UEÁMUO, Santa Fé de la Laguna, del municipio de Quiroga.
09.- 1991, en Cheranástico, municipio de Paracho.
10.- 1992, en Ichúpio, municipio de Tzintzuntzan.
11.- 1993, en Cocucho, municipio de Charapan.
12.- 1994, en Ucazanaztacua, del municipio de Tzintzuntzan.
13.- 1995, en Tarecuato, del municipio de Tangamandapio.
14.- 1996, en Puácuaro, del municipio de Erongarícuaro.
15.- 1997, en Sevina, (de sïuínani, tornado), del municipio de Nahuatzen.
16.- 1998, en Janitzio, del municipio de Pátzcuaro.
17.- 1999, en San LorenzoNarhéni, del municipio de Uruapan.
18.- 2000, en Tiríndaro, del municipio de Zacapu.
19.- 2001, en Cherán. Cherán K’eri.
20.- 2002, en Carapan, municipio de Chilchota.
21.- 2003, en San Juan Nuevo Parangaricutiro.
22.- 2004, en Pátzcuaro.
23.- 2005, en Caltzontzin, (San Salvador Kumbutzio), del municipio de Uruapan.
24.- 2006, en Patamban, del municipio de Tangancícuaro.
25.- 2007, en Santo Tomás, del Municipio de Chilchota.
26.- 2008, en San Jerónimo P’urhénchekuaro, del municipio de Quiroga.
27.- 2009, en Chilchota.
28.- 2010, en Uruapan. (Barrios tradicionales)
29.- 2011, en Jarácuaro. (Xarhákuarhu), del municipio de Erongarícuaro.
30.- 2012, en Conguripo, del municipio de Angamacutiro.
31.- 2013, en Nahuátzen.
32.- 2014, en Tarejero, del municipio de Zacapu.
33.- 2015, en Urícho, del municipio de Erongarícuaro.
34.- 2016, en Arantepacua, del municipio de Nahuátzen.
35.- 2017, en Huáncito, del municipio de Chilchota.
36.- 2018, en Naranja de Tapia, del municipio de Zacapu.
37.- 2019, en Cuanajo, del municipio de Pátzcuaro.
38.- 2020, en Capacuaro, del municipio de Uruapan.
39.- 2021, Este año fue suspendido por cuestiones de la pandemia y en relación al virus del COVID.

40.- 2022. Ihuatzio, municipio de Pátzcuaro. Este año se hizo en esta comunidad de modo alternativo.

41.- 2023. Erongaricuaro, Michoacán

42.- 2024, Ocumicho, Minicipio de Charapan.

43.- 2025. Santa Clara del Cobre, Michoacán.

44.- 2026, ¿?

La celebración Kurhíkuaeri K’uínchekua, es una construcción histórica del Pueblo P’urhépecha, que lucha por la recuperación de sus raíces e identidad, busca la autonomía cultural, crítica y autocrítica la religión católica y a los partidos políticos, rescata el idioma p’urhépecha, es símbolo cultural de resistencia purépecha y sobre todo, es camino para construcción de su propio devenir histórico.

A partir del año de 1989 en Tacuro, se comenzó formalmente la tradición de hacer uso de la simbología de cada pueblo sede y dar a conocer el evento en un cartel impreso.

Los diseños desde el año de 1983 y hasta el 2008 fueron pintados por el pintor y muralista José Luis Soto González, las presentes imágenes, son en la gran mayoría, extraídos y descritos en su obra “Arte y Simbología del Año Nuevo P’urhépecha”.

A continuación, presentamos las imágenes de las pinturas, lienzos/carteles:

I – Tzintzúntzan. 1983. Primera celebración de Kurhíkuaeri K’uínchekua en las inmediaciones de las Yácatas en Tzintzuntzan, la pintura registra el mapa del cielo a la hora cuando se realizó el encendido del fuego, mostrando en el centro del cielo la estrella venus, más abajo al sol y la luna, además de una reconstrucción de lo que fue capital de Señorío P’urhépecha.

II – Ihuátzio. 1984. La pintura hace referencia a las pirámides simétricas que registran el solsticio de verano, en el instante mismo cuando el sol se oculta hacia el horizonte y pasa en medio de las dos yácatas, signando la compleja observación de los constructores de este importante centro ritual de los antiguos p’urhépecha.

III – Nurío. 1985. En el lienzo dedicado a Nurío, se hace distinción al último Cazonci, Tanganxoán II, bajo el amparo del sol que resplandece de su propio cuerpo, en el momento que eleva su invocación al cielo en forma de águila.

IV – San Andrés Tziróndaro. 1986. La pintura hace referencia al trabajo cotidiano de los habitantes de San Andrés Tziróndaro, en la víspera de la festividad de Kurhíkuaeri K’uínchekua. Desde una perspectiva del interior del lago, se perfila una vista nocturna con los pescadores, que bajo el amparo de la constelación del Arado, invocan a las siete estrellas principales.

V – Angáhuan. 1987. El lienzo presenta una panorámica del templo de Angahuan cuando los Cargueros hacen los preparativos para Kurhíkuaeri K’uínchekua, se representa también el tablero de Juilichi, juego tradicional que se practica en la comunidad y que encierra el conocimiento matemático de los P’urhépecha.

VI – Pichátaro. 1988. Panorama nocturno donde se reconoce una troje de madera, mientras cuatro señoritas se dirigen a la celebración portando una Bandera P’urhépecha. En lo alto del cielo, se aprecia la constelación Orión o el Arado.

VII – Tacuro. 1989. La representación pictórica se motivó en la reflexión de la vida y muerte, por la idea de renacimiento y sacrificio que encierra la lucha esencial por las tierras comunales, dedicado a todos los líderes indígenas sacrificados en pos de la autonomía y libre determinación.

VIII – UEÁMUO. Santa Fe de la Laguna. 1990. Un joven guerrero p’urhépecha que se fusiona a los signos de la territorialidad y la cosmovisión ancestral, consagrándose al sol nuevo y al lucero del alba, ofreciendo su vida al dios Kurhíkuaeri y exclamando hacia el cielo ¡Juchári Uinápekua!, exclamación surgida de la lucha por las tierras comunales. Al fondo se observa la emblemática Bandera P’urhépecha surgida en esta comunidad como símbolo de resistencia, unidad e identidad del Pueblo P’urhépecha.

IX – Cheranástico. 1991. Representación del eclipse de 1991, la conjunción del sol y la luna que por instantes se alinearon. La elevación del ser humano podía alcanzarse por medio de la meditación en los últimos días del año, es decir, en los días aciagos al fin del ciclo agrícola calendárico, o por medio del pensamiento reflexivo de estos fenómenos. Los 5 días sin cara, los días que completan los 365 del calendario prehispánico de 18 meses de 20 días, lapso de reflexión, de desintoxicación para hacer la transmutación de nuestro fuego viejo, al nuestro fuego nuevo, momento de reencuentro con uno mismos y con la tierra, de preparación espiritual y física en honor a Tatá Kurhíkua (Abuelo Fuego).

X – Ichupio. 1992. Interpretación del árbol ancestral de Zacapu, tomado del Lienzo de Jucutacato, pero transformado en un joven guerrero, que toma el bastón de mando como una divisa de identidad y mira de frente al porvenir. Al fondo aparece el primer círculo solar o recuento de los diez primeros años de esta celebración de origen prehispánico.

XI – Cocucho. 1993. Por primera vez aparece la imagen de una mujer, con su traje tradicional y señalando hacia el cielo su origen y destino, sobre su pecho aparece la constelación de Pléyades, con su mano derecha señala una computadora y al otro costado, puede observarse un microscopio.

XII – Ucazanaztacua., municipio de Tzintzuntzan, Michoacán, México. 1994. Mujer que representa a Xarátanga, diosa lunar, asociada a la fertilidad, se presentaba en forma de mujer, ataviada a la usanza tradicional, sirviendo de enlace entre el cosmos y el infinito.

XIII – Tarecuato. 1995. La mujer es el alma y corazón de la fiesta. Es el signo y distintivo de cada región y comunidad. En Tarecuato, la mujer es flor o rosa encarnada cuando baila al ritmo del corpus y recibe con música a los pueblos que llegan a la festividad.

XIV – Puácuaro. 1996. La simbología de este año, es un abuelo narrando la historia de Kurhíkuaeri K’uínchekua, de su boca surge una voluta de la palabra. Al fondo se observa el costado de la escuela y la iglesia del lugar. Aparecen dos estrellas cuando aparecieron de forma muy notable en cielo haciendo referencia a su celebración en 1983, al fondo aparece también la piedra de los símbolos y en parte de arriba derecha el rostro de Agustín García, uno de los iniciadores de la celebración.

XV. Sevina. 1997. Panorámica del pueblo de Sevina con el perfil montañoso característico, y sobre el espacio superior, el sol con el signo de remolino (Sïuíni), la luna y la vía láctea. En la parte inferior, se encuentra el árbol de Zacapu.

XVI. Janitzio. 1998. Se representa un pasaje de la Relación de Michoacán, cuando los uacúsecha llegaron a estas riberas. A mitad del lago se contempla a la Isla de Janitzio. A lo alto, el sol uacúsecha alumbra en el cielo con los tres colores del México actual: verde colibrí, blanco de las garzas y rojo del guacamayo.

XVII. San Lorenzo. 1999. La educación familiar entre los P’urhépecha se representa en el lienzo, con la admirable Patzimba y el Señor Curátame, padres del gran Señor Tariácuri, que educaron al pequeño en el conocimiento del cielo, en el sustento del gran fuego, y en el dominio del arte de la guerra y mando.

XVIII. Tiríndaro. 2000. Se dignifican a las mujeres para invocar a los pueblos visitantes la fraternidad y la armonía, salen a las calles del pueblo en procesión con música, para ahuyentar la sequía y el hambre.

XIX. Cherán. 2001. Se representa la concepción del tiempo de los antepasados, en relación con el espacio, las deidades, el paso de los astros y las estrellas, los estados de la materia, los colores, y los demás símbolos y elementos que constituyen el universo indígena. La obra esquematiza el día y la noche, a los calendarios: solar, lunar y astronómico, además de significar los pueblos que han participado hasta ese momento en las ceremonias.

XX. Carapan. 2002. Interpretación del Códice de Carapan, la comunicación del cielo con la tierra, se produce a través del aguila solar, que toma energía del astro, para transmitir a sus dirigentes: el Señor Cazonci y el Señor Petámuti, justicia y sabiduría para dirigir a los pueblos.

XXI. San Juan Nuevo Parangaricutiro. 2003. Se figuró la danza más representativa de Parangaricutiro: los Kurpites, donde el sol y la luna se mueven rítmicamente en el tiempo y en el espacio, bajo el poder de Kurhíkuaeri, que incorporado aquí por la irrupción del volcán Paricutin, nos narra la historia de la emigración de este pueblo hasta su actual ubicación.

XXII. Pátzcuaro. 2004. La pintura se hizo a partir del escudo de la misma ciudad. Al centro y al exterior, se hizo una recuperación de los signos históricos más relevantes: de abajo hacia arriba, el , o templo al eje de las cuatro piedras o puesta del cielo, el lago del mismo nombre, a cuyas riberas se levantan los fundadores del Estado P’urhépecha, Tariacuri con su hijo y dos sobrinos, Hirepan, Hiquíngare y Tanganxuán.

XXIII. Caltzontzin. 2005. Interpretación del calendario ritual o lunar, poniendo como centro al ser humano, observando la disciplina astronómica como una misma con las leyes de la medicina tradicional.

XXIV. Patamban. 2006. Los tapetes de flores que han hecho famosa a esta comunidad, fueron la motivación para interpretar los colores del lienzo, donde la mujer actual mira hacia el pasado, llevando en sus manos la cerámica y la canasta. Frente a ella, se observan las raíces abiertas de los antepasados que retoñan en tiernos carrizales. Al fondo, se ve un huacalero o cargador de loza, a la manera antigua de comerciar sus productos artesanales.

XXV. Santo Tomás. 2007. Significa el momento especial cuando la comunidad hace un recuento con su pasado, al peregrinar al sitio donde originalmente estuvo asentado, allí se hizo un ritual ante las piedras memorables.

XXVI. San Jerónimo P’urhénchecuaro. 2008. Este es la última pintura que elabora el pintor y muralista José Luis Soto Gonzales. Para cerrar el ciclo de medio siglo de 52 años, se buscó visualizar la correspondencia de los cinco cómputos esenciales que figuran en el lienzo, el calendario agrícola en la parte superior, el calendario lunar en la parte inferior, el calendario solar en el diseño calendárico principal y el calendario astronómico al centro mismo de la obra. Se comenta entre los habitantes de que hay un segundo cuadro representativo de esta ceremonia, se dice que la comunidad eligió a su artista plastico, al recien fallecido Tatá Jeronimo Mateo (QEPD). Se cuenta que ese cartel del maestro Jerónimo Mateo, esta desaparecido, nadie lo recuerda y es la imagen de este pueblo sede. A partir de esta celebracion, cada comunidad elegirá por acuerdo a sus artistas para el cartel de su celebración correspondiente y consecutivo.

XXVII. Chilchota. 2009. Se observa la orografía característica del lugar, así como manantiales que existen en la comunidad. Al centro, la principal figura representa una ofrenda a Kurhíkuaeri, dios del sol, la guerra y principal deidad p’urhépecha.

XXVIII. Uruapan. 2010. Los colores utilizados son el amarillo en la luz del amanecer detrás de los cerros y en el fuego o luz que se encuentra en la parte central del dibujo; el verde en los cerros detrás del pueblo P’urhépecha que camina y en las plantas que crecen en las orillas del río; el morado en el espacio que se encuentra en la parte derecha del dibujo y el azul representado en el río, cada una de las regiones que componen actualmente la región P’urhépecha. El Fuego Nuevo está representado en forma de luz, de energía y de calor. El pueblo P’urhépecha camina hacia el amanecer que está arribando en el horizonte y con su luz venciendo a la oscuridad de la noche, en la punta reencuentra un hombre que puede representar al Petamuti, a su lado una mujer, vestida con el traje tradicional y un rebozo cargando una batea de maque, en la que cada uno de los círculos blancos representa a los Barrios de la ciudad de Uruapan. Autor de esta pintura: Santiago Alfonso Navarro Benítez.

XXIX. Jarácuaro. 2011. En la parte inferior izquierda se representa el arribo de los purépecha uacúsecha a esta ribera del lago, de donde posteriormente surgió una alianza entre los recién llegados y los purépecha agrícolas asentados en Jarácuaro. De esta unión nació Tariácuri, máxima figura histórica de los p’urhépecha, en la parte central, se observa la tradicional danza de los viejitos, originaria de esta comunidad.

XXX. Conguripo. 2012. Se observan rasgos geográficos y culturales propios de esta comunidad, la figura que más resalta al centro, es la de Tanganxuán II, último Señor P’urhépecha, asesinado brutalmente en esta comunidad por Nuño de Guzmán.

XXXI. Nahuátzen, Michoacán. 2013. Se representa a la mujer p’urhépecha como parte trascendental de la historia, cultura y economía del pueblo p’urhépecha. Y otra descripción más extensa del nombre de la niña P’urhé y el porqué de la foto en este carte; será descrito en breve por los cargueros en esta comunidad sede.

XXXII. Tarejero, municipio de Zacapu, Michoacán. 2014. En la parte central sobresale la silueta del cerro característico de la comunidad, mismo que es iluminado por Kurhíkuaeri, en la parte inferior, se representa un sitio denominado por el Concejo de Cargueros, Kújtarhu, que significa “lo alto”, vestigio arqueológico de ocupación prehispánica. Por otro lado, resalta del lado izquierdo un fortín, referente empírico del carácter combativo de este pueblo. Construido durante el periodo de la revolución mexicana para defender a la comunidad. En la actualidad permanecen 3 de los 7 fortines edificados. Se aprecia también la imagen de Tatá Ireneo Rojas Hernández, como homenaje póstumo y mención especial del investigador y promotor del rescate de las tradiciones indígenas del estado, recientemente fallecido en estas fechas.

XXXIII. Uricho, municipio de Erongaricuaro, Michoacán. 2015. Se aprecian diversas características históricas y sociales de la comunidad: dos zonas arqueológicas que atestiguan la perdurabilidad de esta comunidad por más de 750 años “La Tepuza” y “karánguiriu”, la pesca tradicional por medio de mariposas, la ofrenda de peces de agua dulce más antigua de Mesoamérica, un dios prehispánico llamado “T’arhesï” Dios del maíz y tejedoras tradicionales. Pintado artísticamente de manera especial por el pintor José Alberto Ríos Ortíz.

XXXIV. Arantepacua, municipio de Nahuatzen. 2016. En la parte superior, resaltan dos cerros característicos de la comunidad, juata sapichu(cerro chico) y juata k’eri (cerro grande). En el segmento medio izquierdo, se encuentra un dios Purépecha llamado Tarhésï, a quien se le pide para que llueva, se le invoca la lluvia. En el fragmento central, una nanáche se encuentra trabajando el denominado capote tradicional, elaborado con palma, que sirve para resguardarse de la lluvia. Así mismo, al lado derecho, se representa un pino, esto como símbolo de la extracción de la resina, práctica también presente en la comunidad. En el espacio inferior derecho, un tatáche vestido con gabán en forma de grecas, trabaja el tejamanil. Todos oficios propios de esta milenaria comunidad. En el centro inferior del cartel, se representa a Kurhíkuaeri, dios del fuego, principal deidad P’urhépecha, relacionado con la guerra y el astro sol, a su lado, una nanáche vestida de azul y amarillo le hace reverencia. Los autores de este cartel promocional son tres jóvenes Purépecha oriundos de esta comunidad: José Luis Morales Alejandres, Carlos Crisanto Jimenez y Mario Cesar Jimenez Valdez.

XXXV. Huáncito, municipio de Chilchota. 2017. El fondo de la pintura está basado en el calendario agrícola que maneja el pueblo P’urhépecha, en la parte alta encontramos a las estrellas de la constelación de orión el cual significa la cosmovisión de los Tatá k’ericha o Tatitecha (abuelos) y que nos han heredado. Más abajo se encuentra plasmado al fondo el cerro representando el origen y la ubicación del pueblo de Huáncito. En parte del centro en donde encontramos al dios Kurhíkua K’eri, dador de vida, fuerza y divinidad el cual está resguardado por dos Tatá Misíricha (hombres fuego) de donde brotan cuatro listones de colores representativos de las Regiones P’urhépecha: Eráxamani (la cañada), P’ukúmintio (la sierra), Japúntarhu (lago) y Tsakápintio (la ciénega de Zacapu); estos se entrelazan formando una trenza alrededor de borde de la pintura el cual representa la unidad de las regiones y la historia del Pueblo P’urhépecha, así también representa el camino de la historia de Huáncito desde su origen como pueblo fundador de la Cañada de los 11 pueblos hasta la actualidad que a su vez se simboliza con la imagen de una iurhítskiri sapíchu (adolecente) pisando firmemente el camino hacia el porvenir del pueblo de Huáncito, el cántaro que carga la iurhítskiri representa el arte, el trabajo y el conocimiento del pueblo, la trenza representa la serpiente que desde el conocimiento P’urhépecha representa la tierra y la sabiduría. Esta es la sencilla explicación del cartel conmemorativo de Año Nuevo P’urhépecha.

XXXVI. Naranja de Tapia. Municipio de Zacapu, Michoacán. 2018.

Representa de forma sintética la historia, cultura y arte del milenario Pueblo Purépecha de Naranja de Tapia, se divide en 5 cuadrantes o momentos.

En el primer momento, en la parte central de la imagen se encuentra el sol, muy importante para nuestros dioses ancestrales. Dentro de él, se representa la unión de dos linajes de nuestras primeras raíces P’urhépecha, los P’urhépecha guerreros recién llegados con Hiré Ticátame y los P’urhépecha agrícolas previamente asentados en Naranja liderados por Ziránziráncamaro. Este apartado es la luz que ilumina nuestro pasado, presente y futuro, es en sí, la alianza de dos culturas importantes para lo que somos actualmente. De la unión de ambos pueblos, nace Sicuirancha, heredero de sangre de ambos señoríos y que más tarde sus descendientes le dan la majestuosidad de Pueblo P’urhepecha a Michoacán.

Segundo momento, en la parte inferior derecha, aparece el “cerro de la virgen” ilustrando las yácatas de nuestros antepasados. Permanecen en silencio a través de los siglos, guardando celosamente sus orígenes que nos dieron la vida, la identidad y la lengua madre. Piedras milenarias enclavadas en las faldas de la sierra.

Tercer momento, parte superior derecha, leyenda de Jovita, mujer tan noble, humilde y tranquila, sacrificada por su madrastra, quien por castigo la mandaban a traer agua cristalina, siendo guiada por un colibrí, pieza importante para que esta bella mujer no fuera sacrificada y castigada, ayudándola a encontrar el líquido. Se dan cuenta de este hecho y un día deciden ahogarla, así, nace en el lugar de su muerte la actual laguna bella y cristalina, donde cada noche se viste de estrellas y corre la luna a una velocidad inmensa.

En el cuarto momento, parte superior izquierda, Ciénega de Zacapu, se observa el sustento de nuestros antepasados, donde en cada surco sembramos el sustento de nuestras familias, al fondo el cerrito donde iba Jovita, la leyenda de la laguna. En la imagen se une el venero y la ciénega, juntos hacen la unión para sobrevivir y alimentar nuestra gente. Personaliza que somos de la región ciénega del maíz, fruto de nuestras tierras, nuestro maíz morado.

En el último cuadrante, parte inferior izquierda, sobresale el venado, animal muy adorado y sagrado para la comunidad indígena de Naranja, porque fue el alimento y el vestir del dios Curicaueri, quien simbólicamente era alimentado con carne de venado y la piel del mismo servía para cubrirlo y protegerlo, tomando de esta manera a este animal como sagrado. Hoy en día, la comunidad celebra año con año la Danza del Puki (Tigre o León de montaña que habitó la zona montañosa de Michoacán), justo en el mes otoñal de octubre, fecha que es considerada “época de abundancia”. La Danza del Puki mantiene raíces prehispánicas, como un ritual dedicado a venerar a Curicaueri, que posteriormente se presentará en lo que hoy conocemos como una “danza pagana”.


XXXVII
Cuanajo. Municipio de Pátzcuaro, Michoacán. 2019.

El Cartel que representa el significado, la historia, la geografía, el arte y los oficios de Cuanajo, Pueblo Originario, con una historia centenaria y orgullosamente Purhépecha.

Enmarcado en la simbología de los colores de la bandera P’urhépecha: Morado (Tsakápundurhu – Ciénaga de Zacapu), Azul (Japóndarhu – Lago), Amarillo (Eraxamanirhu – Cañada de los Once Pueblos) y Verde (Juátarhu – Meseta), sobresale el nombre de Kuanasïo, cuyo significado deriva de la voz P’urhépecha Kuanásï, que significa rana, por lo que Kuanasïo representa el topónimo de “lugar de ranas”.

En lo alto, se observa una rana sobre una pirámide o yácata (iákata), acompañada con dos frutos de pino, la yácata simboliza la zona arqueológica de Cuanajo, denominada antiguamente Psïmbani (Tzipan S. XVI), proveniente de florecer, que era nombre originario de la comunidad.

En Psïmbani, en tiempos prehispánicos, Tariácuri, una de las máximas figuras históricas del Pueblo P’urhépecha, fundó diversos adoratorios a Curicaueri (Kurhíkuaeri), dios del fuego y la guerra P’urhépecha, así como a otras deidades. En el lugar, históricamente forjó alianzas y fortaleció su ejército.

En la parte central, se representa mediante tres coronas, las tres ciudades estado o capitales del Señorío P’urhépecha: Pátzcuaro, Ihuatzio y Tzintzuntzan. A continuación del lado izquierdo, se encuentra la iglesia de la comunidad, herencia del periodo colonial y las herramientas de trabajo, una sierra y martillo, mismas que reflejan a una comunidad que desde hace cientos de años realiza los más hermosos muebles de la región. En contraparte, del lado derecho, se encuentra el cerro denominado Uintsïambo, conocido popularmente como “el cerro de la cantera” y los ojos de agua de Cuanajo, en la parte inferior central, destaca el milenario Lago de Pátzcuaro. A los costados del emblema, se encuentran dos glifos del habla que simbolizan, el singular y extraordinario idioma P’urhépecha.

Las palabras “Sési janunkue iamenduecha chari k’uínchekuarhu ixo Kuanasïo”, significan “Sean bienvenidos todos a nuestra fiesta aquí en Cuanajo”.

Finalmente, encuadrado en la parte superior e inferior se observa el textil de patakua, los tejidos realizados por las mujeres de Cuanajo que simbolizan Pukis o leones P’urhépecha.

Fuente: Cargueros Kurhíkuaeri K’uínchekua Kuanasïo.
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XXXVIII. Capacuaro. Municipio de Uruapan, Michoacán. 2020.

Cartel elaborado por Thomas de Saint Phalle.
Significado del Cartel Kurhíkuaeri K’uínchekua. K’apakuarhu, (Fuego Nuevo e inicio del Año Nuevo P’urhépecha. Capácuaro, 2020).
Capacuaro proviene de la palabra K’apakuarhu, que significa lugar donde se juntan los cerros.
Al centro del cartel se encuentra el gran fuego Kurhíkuaeri, dios del fuego, principal deidad p’urhépecha.
Del oriente, del cerro K’uihuixi juata, desciende el águila sol a alimentarse del fuego nuevo.
Históricamente Kurhíkuaeri es representado por el fuego, como un águila y como un núcleo de obsidiana o piedra sagrada.
Desde el mismo centro se bifurcan, en color café, los tres caminos que llegan de Uruapan, Zamora y Zacapu.
En la parte superior, escrito en una faja se anuncia la celebración del Kurhíkuaeri K’uínchekua 2020.
En el inferior dos mujeres tejen fajas, una actividad tradicional de la comunidad, sus telares se sostienen en el tronco de un pino.
Al lado derecho, un hombre hace tejamanil, en contraparte, del lado izquierdo, se representa el arado de madera, las dos principales actividades antiguas de la comunidad Purépecha de Capácuaro.
De fondo se pueden observar los colores representativos de las cuatro regiones P’urhépecha.
Comunidad P’urhépecha de Capacuaro, municipio de Uruapan, Michaocán, México. Sede 2020 de la ceremonia Kurhíkuaeri K’uínchekua.

XXIX. Michoacán. 2021. En este año se suspendió la celebración por cuestiones de la pandemia, a causa del virus del COVID.

XL. Ihuatzio. Municipio de Patzcuaro, Michoacán. 2022. En este año se realizó el encendido de Fuego Nuevo como comunidad y sede alterna, una vez que se suscitó una controversia por parte de la comunidad de Comanja lugar en donde debería de realizarse esta celebración. Los cargueros en común acuerdo de Asamblea General de la misma deciden de que la celebración debe de raizarse en Ihatzio en el munucipio de Pátzcuaro.

XLI. Erongarícuaro. Michoacán. 2023.

El cartel de Erongarícuaro, es una recopilación de elementos que muestran su historia desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad.
Al centro se muestra un paisaje del Lago de Pátzcuaro del cual Erongarícuaro tiene una vista privilegiada con un sol naciente, “Tatá Jurhiata”.
El fuego al centro, es la representación de “Kurhikuaeri” en la tierra, dando la importancia al encendido del Fuego Nuevo que es la ceremonia central de esta celebración.
Erongarícuaro es un pueblo muy antiguo como nos lo demuestra el lienzo de Jucutacato, donde era llamado Tezcatlán, que en Náhuatl significa «lugar de espejo», y en p’urhépecha Erhanarikuaro con el mismo significado.
Las manos a los lados simbolizan el trueque que se realizaba en Erongarícuaro desde tiempos ancestrales, en donde se intercambiaban productos del lago, representados por el pescado, con productos de la tierra, representados por el maíz; recordándonos que “Naná Kuerap’eri”, la madre tierra nos provee de alimento.
Una mano femenina y otra masculina muestran la dualidad que hay en todos los seres vivos, nos recuerda que para crecer hay que reconocer los talentos de cada una de las partes.
Al lado izquierdo se muestran dos gobernantes de Erongarícuaro, Cuiuva y Quacá, siendo Quacá el último gobernante. En contraparte, al lado derecho, están Irepan y Tangánxoan quienes vivieron un tiempo en Erongarícuaro, según relata el libro, la «Relación de Michoacán».
En la parte superior se muestran, la «Danza de Moros» y el «Judas», danzas representativas del pueblo. Así mismo, en la parte inferior, se plasma el «Baile de la Botija», presente en las bodas y la cual refleja la responsabilidad de ser padrinos.
Al final se muestra una abuela entregando la bandera p’urhépecha a una niña, recordándonos que tenemos la responsabilidad de transmitir y compartir los conocimientos de medicina tradicional, costumbres, arte, cultura y valores p’urhépecha para que no se pierdan de generación en generación.

XLII. Ocumicho, Municipio de Charapan, Michoacán. 2024.

En la parte superior, encontramos el movimiento solar de (Tata Juriata), de la luna (Nana Kukuta), y de las pléyades (Jaradu Joskua) la dualidad cósmica.
En la parte superior central, resalta el cerro de Kumichu Juata, conocido en los Códices de Carapan y en la Relación de Michoacán, como el monte de Ucumu, donde en tiempos prehispánicos el Cazonci o Irecha Ireticatame “estando en la cumbre del monte de Ucumu clavó cinco flechas y ahí mostró también toda su grandeza”. A un lado, se puede observar a un personaje con antorcha en la mano que representa a los Sumpatsicha, quienes forman una parte importante de la tradición como “espíritus” con forma humana, presentes principalmente en lugares arqueológicos.
También en el centro, se observa una reconstrucción de una yácata en representación de los múltiples centros ceremoniales que existen en la población, y en su cima, se presenta el encendido del Fuego Nuevo e inicio del Año Nuevo P’urhépecha.
En la parte media, se encuentra una mano cerrada Juchári Uinápikua, símbolo de lucha y resistencia, en el fondo se observa cuatro flechas y unas llamas de fuego que simbolizan a Kurhíkauaeri dios principal de los P’urhépecha, así mismo, se contempla un escudo de protección que portaban los antiguos guerreros, así como un pedernal, para rematar, se exhiben unas pinzas que portaban los antiguos gobernantes.
En la sección inferior central, se simbolizan dos manos cruzadas que significan la resistencia y defensa del territorio, la solidaridad que existen entre las comunidades de las cuatro regiones del pueblo originario y entre ellas, la bandera p’urhépecha.
En la sección central izquierda, sobresale una de las representaciones artísticas más importantes de la comunidad los “ikichakuas” o no ambakiticha, los famosos diablos de Ocumicho, figuras artesanales cuya practica se remonta en tiempos ancestrales, con frecuencia se dice que las mujeres de Ocumicho tenían la costumbre de fabricar tecolotitos a mano, con motivo de fiestas y regalarlos a los niños, en especial en las festividades de los muertos.
Más arriba se observan tres ídolos precolombinos conocidos como T’arhésïcha los guardianes del inframundo, en algunas fuentes históricas como la Relación de Jiquilpan y la Relación de Michoacán, relata que la palabra Ocumicho es “tierra de muchas tuzas” esta interpretación que se relaciona con el termino K’umáchekuarhu, la región de los muertos, una de las tres regiones que compone la mitología P’urhépecha.
A continuación, en la parte superior izquierda, se observan la Ronda Comunitaria (sistema de seguridad propio) “Juchári Kuájpericha” los actuales guardianes del territorio de Kumichu, esta ronda tradicional es elegida por calles y en ellas participan todas las personas que se preocupan por la comunidad.
A un lado se observan la danza de los viejitos y maringuias, danza cultural que se presentan los días uno y dos de febrero, fecha exacta que marca el inicio del año nuevo p’urhépecha.
En la parte baja, del lado derecho se observan la danza de “Karichi Uararis” tradición milenaria que sale en las fechas decembrinas, del mismo lado, en la parte de arriba, se observa la manifestación cultural “Iorati”, ceremonia y ritual de ofrendas de panes y frutas que realizan las cargueras el 29 de junio, de igual forma, en la parte superior se pueden observar tres piedras que son la “Parhángua” en donde los Tatá K’éricha (los ancianos) decían que mucho antes en el Iurhíxo, existían unas piedras que representan a Tata Jurhiata (señor sol) y que en ellas, el fuego debería de estar vivo, resguardado y nunca apagarse por un año, hacia arriba, se encuentra plasmado los “Tsïtsïki Uarháricha” o también conocidos como el Consejo de Ancianos o Tatá K’éricha, una organización de gente mayor, ya con mucha experiencia que ayuda en los problemas o cargos de la comunidad, a su costado, se observan dos manos sosteniendo un árbol, que significa el futuro, la reconstrucción de nuestro territorio, la esperanza y el buen porvenir del pueblo de Ocumicho.
Finalmente, en la parte baja del lado izquierdo, se pueden ver dos niños que simbolizan el fortalecimiento del pensamiento y la filosofía P’urhépecha entre las nuevas generaciones, las cuales valoran el pasado, asumen el presente y se atreven a visualizar el futuro de nuestro pueblo guerrero.
Cargueros Kurhíkuaeri K’uínchekua, Ocumicho/Kumichu.

XLIII. Santa Clara del Cobre. Michoacán. 2025.

En la parte superior se encuentra el movimiento de Tata Jurhiata y Nana Kutsï (el padre sol y la madre luna), además de Jaradu Joskua (la constelación de Orión) que el 1 de febrero está constelación es la que indica su posición para poder realizar el encendido del gran fuego y el inicio del ciclo agrícola.

En la parte central-derecha se encuentran dos personajes de las tradiciones de Santa Clara, “Las pastoras” en la cual participan niñas que se preparan para bailar los días 24 y 25 de diciembre. Dentro de esta danza solo hay dos hombres conocidos como “pirenchis” o “pirenchicha”, que portan un gaban tradicional color café obscuro, mascada blanca, mascaras que representan a los indígenas y los españoles o mestizos, cada uno con un elemento que ayudara a guiar los pasos y coreografía de la misma portando un “báculo” con papel y escarcha y el otro un tambor, que suena al inicio y al final de cada canción y ofrecimiento, además de su distinguido grito como “viejito”.

Enseguida en la parte inferior derecha se encuentran tres elementos característicos de nuestras fiestas; la canara, que es una botella adornada con papel picado de colores que se le cuelgan galletas, cigarros, dulces, como símbolo de festividad. El torito y la mulita que acompañan en su mayoría a todas las fiestas de nuestro pueblo y que son de manera muy representativos en “La lavadera” tradición que se celebra el segundo Lunes de Noviembre, en la cual de manera muy organizada por los cargueros de las 4 varas (mayordomo, prioste, fiscal y petaspe) y huanonchos en conjunto con los cabezas de barrios que se encargan de invitar a “doncellas” o “uananchas” que tendrán el compromiso de lavar la ropa de los santos que se encuentran en la capilla del templo hospital.

En la parte centro izquierda se encuentra “La tarasca o la octava de corpus” una de las tradiciones más esperadas por muchos y representada por un grupo de jóvenes hombres que van danzando por todas las calles del pueblo, en ella destacan algunos que portan un viril de toro para representar su autoridad con los demás jóvenes o conocidos como “amos”, el capataz o amo mayor que es el único que en su mascara porta cuernos, un sombrero además de su distinguida cuera; y una maringuia que es un hombre caracterizado de mujer, tradición milenaria que va de generación en generación.

En la parte central se encuentra una hoguera que simbolizan a Kurhíkaueri dios principal de los p’urhépecha y principal elemento de trabajo de los habitantes de la comunidad de Xakuaarhu (Santa Clara) para el cobre martillado que desde tiempos prehispánicos ya elaboraban diferentes piezas ornamentales y para la guerra.

En esta parte también se encuentra la pinza, pieza que portaba el Petamuti o antiguo sacerdote y que era símbolo de poder, conocimiento y sabiduría, actualmente este es uno de los símbolos más representativos para nuestra comunidad.

A los costados de la pinza se encuentran hojas de quelite de donde proviene nuestro topónimo XAKUA: quelite Y RHU: lugar de; y que se puede traducir como lugar de quelite o lugar de hortalizas. Contiene tres petro grabados; un habitante, un caracol y un águila coronada mismos que se encuentran en la cueva de la Huachizca además de que en ese lugar se descubrió un altar y ofrendas de plumas de águila.

En la parte inferior derecha se encuentra uno de nuestros centros de reunión más importantes de la comunidad. La Uandajperakua, urixo o Uatápera con las siglas CIVE (Comunidad Indígena de Villa Escalante) en donde en la actualidad sigue siendo parte importante para la recuperación de nuestros valores, tradiciones y territorio. En la imagen se realizó una reconstrucción de la antigua fachada tradicional, conservando sus colores y tipo de empedrado.

Enfrente se encuentran dos antiguos fundidores de cobre en el que surgen cuatro flamas representado a las 4 regiones p’urhépecha y una vírgula del habla como símbolo de nuestro renacimiento de nuestra lengua y no dejarla perder de nuevo.

En la parte inferior izquierda, se encuentran los diferentes tipos de maíz (rojo y pinto) y peces nativos de la comunidad, abajo se encuentra el cerro de San Miguel y de la cantera que forman parte de nuestro territorio, al pie del cerro se encuentran las yuntas que se utilizan para el trabajo del campo, desde la preparación de la tierra hasta el acarreo del maíz principalmente, estas durante la feria del cobre también son utilizadas como transporte para llevar a las señoritas que fueron seleccionadas como Reina y princesas de tal festividad (irericha) así como la representación de los 6 barrios y CIVE del trabajo de la tierra del cultivo de maíz y trigo, esta herramienta es de total importancia ya que aún se sigue utilizando en diferentes labores del campo y de trabajo.

También en la parte inferior central, se observa una reconstrucción de una yácata en representación de los múltiples centros ceremoniales que existen en nuestro territorio y del que aún existen vestigios, itsïparatsico, que se interpreta como “tener agua arriba de algo”, “agua contenida en algo” o “tinaja de agua en lo alto”, una de las seis familias originarias que se encontraban ubicadas a las orillas del rio tzitzipucho (hoy conocido como rio silencio) y que actualmente forman los 6 barrios (San Miguel, San Agustín, San José, San Francisco, San Nicolas y Las animas o la Naty) que conforman el pueblo del antiguo Xakuaarhu.

En medio de la misma se encuentra un pedernal de obsidiana o punta de flecha que fue encontrada en este mismo lugar.

En la cima se encuentra una mano cerrada Juchari Uinápekua, símbolo de lucha, defensa y resistencia de nuestro pueblo, en el fondo se pueden observar dos herramientas de trabajo: unas pinzas y un marro, actualmente usadas para la elaboración de piezas de cobre martillado.

Finalmente, en la parte inferior está representado el agua que simboliza a la región a la que pertenecemos y como emblema de los ríos que en esta zona aún existen además del lago de Zirahuén (ts’iraueni) que es parte de nuestro territorio.

Estos símbolos en conjunto son la base y origen de nuestra espiritualidad, esencia, raíces, rituales, tradiciones, usos y costumbres de nuestra comunidad.

(Bienvenidos a la casa de los artesanos en donde se forjan infinidad de objetos llenos de misticismo en donde el hombre se transforma y se une con el fuego)

Autor: Ricardo Jonathan Ángel Ziranda

🔥Cargueros Kurhíkuaeri K’uinchekua Xakuaarhu anapu. Fuego y Año Nuevo P’urhépecha Santa Clara del Cobre 2025 🦅

XLIV. ¿? Michoacán. 2026.

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#JucháriUinápekua

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Una investigación especial comunitario, y en proceso de actualización constante. Escribe un mensaje a los colaboradores, o directamente en este ‘post’, si deseas aportar cualquier dato e información para que sea agregado o corregido en este escrito.
Últimas ediciones:
1.- Original fecha de publicación, enero 28 de 2016.
2.- Última edición, 15 de enero de 2025.

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Un escrito e investigación original de, Pável Uliánov Guzmán.
Colaboradores:
– Javier Mellápeti Cuiriz.

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